02-11-2025
Josefina Lastra Marini desafió todos los estereotipos de la mecánica. Hoy, con su taller en Benito Juárez, se ha convertido en referente de la inyección electrónica y el diagnóstico preciso.
En el corazón de Benito Juárez, un taller especializado en inyección electrónica y mecánica integral se ha ganado la confianza de conductores y empresas de toda la zona. Se trata del taller de Josefina Lastra Marini, quien desde joven ha seguido su pasión por los motores, desafiando los estereotipos de una industria tradicionalmente masculina.
El taller de Josefina no es solo un negocio, es el reflejo de años de trabajo, esfuerzo y aprendizaje continuo. "Hoy en día, el 80 por ciento de una reparación es hacer un buen diagnóstico, con eso podemos realizar una reparación efectiva", afirmó con convicción.
En un mundo donde los vehículos están cada vez más tecnificados, el diagnóstico certero es clave para asegurar un trabajo de calidad. Desde los más pequeños hasta los camiones de gran porte, los vehículos modernos requieren de un conocimiento profundo y actualizado.
El amor de Josefina por los motores comenzó en su niñez, acompañando a su padre a las carreras de autos. "Mi viejo siempre estuvo con los autos de carreras, y yo lo seguía, me apasionaba", recordó. Sin embargo, como mujer, el camino hacia la mecánica fue un desafío.
"Al principio se me complicó un poco por ser mujer, no recibía el apoyo de nadie. Mi familia pensaba que no duraría, que era algo pasajero", relató, pero a pesar de las dudas, nunca abandonó su sueño.
Comenzó trabajando en un taller de electromecánica, donde los primeros tiempos fueron difíciles. "Me miraban raro, me preguntaban si era de verdad que quería trabajar ahí", dijo, con una sonrisa que reflejó la superación de esos momentos. Fue insistente, y con el tiempo, ganó experiencia y confianza. "Fui tres veces a pedir trabajo, hasta que me dieron la oportunidad".
Después de años de capacitaciones y experiencias, Josefina decidió abrir su propio taller en Olavarría, aunque la aventura no fue fácil.
"Tuve un taller en Olavarría, pero lamentablemente no perduró. Mi inclinación hacia Benito Juárez me llevó a apostar más fuerte en esta ciudad", explicó.
A pesar de la adversidad, nunca dejó de estudiar y capacitarse, entendiendo que el mundo de la mecánica está en constante evolución. "Siempre aparece algo nuevo, hay que estar a la altura. No se puede quedarse atrás", dijo sobre los desafíos de estar al tanto de las nuevas tecnologías.
Hoy en día, Josefina es un referente en el ámbito de la mecánica moderna, especialmente en la inyección electrónica, un área que, según ella, requiere no solo conocimiento técnico, sino también dedicación y paciencia. "Lo que más me costó fue arrancar. Lo que más me marcó fue aprender y entender que esto es lo que me hace feliz", confesó.
Uno de los aspectos que destacó en su trabajo es el diagnóstico: "Hoy en día no me ensucio tanto como cuando arranqué, pero es fundamental hacer un buen diagnóstico. A veces parece sencillo, pero es todo un desafío", aseguró.
Al ser consultada por las marcas de autos que más visitan su taller, Josefina explica que no es fanática de ninguna en particular. "Algunas son más problemáticas que otras", dijo. Entre las marcas más complicadas mencionó a Peugeot, Citroën y, en el caso de camionetas, Ford, especialmente algunas líneas específicas. Sin embargo, también resaltó la confiabilidad de marcas como Toyota, que son especialmente populares en el campo.
A pesar de los retos, Josefina no tiene dudas de que está haciendo lo que más le gusta. "Soy loca de los fierros, me gusta todo lo que tenga que ver con acelerar", señaló con entusiasmo.
"Mis días son en el taller, encontré lo que me hace feliz. Hago lo que me gusta y encima hago plata". Su historia es un claro ejemplo de cómo la pasión, el esfuerzo y la dedicación pueden superar las adversidades y los prejuicios, convirtiéndose en un modelo de éxito dentro de un rubro tan exigente.