13-03-2020
El insólito hecho ocurrió en Tandil y terminó con varios jóvenes internados. Un estudiante que repitió de año “se quiso despedir” de sus compañeros y les puso Clonazepam en la bebida.
Mariana es madre de una alumna del colegio SAFA de Tandil (Sagrada Familia) que integra el grupo de 105 jóvenes que organizaron la fiesta del Último Primer Día (UPD), un festejo que se impuso en los últimos años entre los estudiantes que empiezan a cursar el último año antes de su egreso.
La fiesta casi termina en tragedia. Uno de los chicos del grupo (que había repetido y por lo tanto dejaba de cursar con el resto) disolvió pastillas de Clonazepam en vasos con alcohol y varios terminaron internados. Lo había anticipado en un audio. Era su despedida del grupo: “Hoy salimos todos dados vuelta. Esa del pulpo que vamos a hacer con el bidón, le voy a meter un blister completo. Van a salir todos torcidos de ahí, ni el sol se va a poder rescatar hoy a la noche. Hoy no sale nadie caminando derecho, mañana a la escuela no entra nadie”.
Mariana asegura que los padres estuvieron, en todo momento, acompañando a los chicos en la organización de la UPD. "Es un lindo festejo si se hace como corresponde. Y los chicos no estuvieron solos. Se alquiló un salón habilitado y personal de seguridad para que no entrara nadie ajeno. Pero resultó que el problema lo tuvimos adentro", declaró en Radio Tandil.
Además, habían contratado un colectivo para que los llevara directamente desde el salón de fiestas a la escuela, "para que no estuvieran vagando por la calle", durmiendo en plazas o en la calle. Pero nunca pudieron usar el micro porque la fiesta se "descontroló" antes.
En la fiesta corrió el alcohol. Eran todos menores. Los padres sabían que eso iba a suceder y en muchos casos fueron ellos mismos los que compraron la bebida. "Había, no te lo voy a negar. Pero ni más ni menos alcohol que el que llevan a una previa", añadió Mariana.
"Había padres en el salón y padres en la puerta, en autos, controlando. Pero nunca pensamos que iba a pasar algo así. Tipo tres y pico (de la madrugada) empiezan a llegar mensajes. Chicos que se sentían mal, sin fuerza; el cuerpo no les respondía. Los sacaban colgados", contó.
Un par de chicas que fueron hasta el baño y volvieron al salón se percataron de que en sus vasos había restos de una pastilla flotando. Dieron aviso a los padres y uno de ellos (eran 10 en total) decidió terminar el festejo.
Entonces sucedió lo increíble. El mismo joven que había organizado la intoxicación de sus compañeros -que había traído hasta el salón los blíster de Rivotril (Clonazepam)- se enojó porque terminaba el festejo. Se puso como loco. "Me cagaron la UPD", gritaba.
El joven sindicado como el autor intelectual y material de la intoxicación masiva se "sacó". Empezó a los gritos. Intentaron controlarlo y terminó rompiendo un vidrio y lastimando a terceros que intentaban calmarlo.
Una vez afuera del salón, el joven llamó por teléfono a la hija de quien había decretado el fin de festejo y la amenazó de muerte. A ella y a su padre. "Sé donde viven", le dijo, desaforado. Los audios con estas amenazas, pero también los audios previos al festejo, donde el joven anticipaba lo que iba a hacer, empezaron a circular entre el grupo de padre de whatsapp. Y entonces la preocupación creció.
Algunos de los chicos y chicas intoxicados terminaron en el Hospital esa misma madrugada, mientras que otros fueron llevados horas después. Sus padres intentaban despertarlos, sacarlos de la cama, pero el cuerpo no les respondía. Una de esas chicas corrió serio riesgo de vida.
Días después de la fiesta que terminó de la peor manera, los jóvenes del grupo sienten "una inmensa tristeza y bronca". "¡Qué vas a pensar que entre compañeros va a pasar eso!", dice Mariana, la madre de una de las chicas del grupo. "El tema de las drogas y el alcohol es un problema para los padres de adolescentes. Todo el mundo opina, pero no es fácil. Necesitamos más presencia del Estado", reflexionó.