17-05-2023
El gran rival del gran Estudiantes. El más célebre equipo del básquetbol argentino perdió la categoría luego de haber militado ininterrumpidamente en la elite 38 años, desde la creación de la LNB.
El fútbol argentino le tocó a River, a Independiente, a San Lorenzo y a Racing; en el fútbol del exterior Milan y Juventus perdieron la categoría; en el fútbol inglés del “Big Six” ninguno se salvó de militar en las categorías de ascenso, en el Brasileirao Flamengo, Santos y San Pablo son los únicos equipos que nunca descendieron.
Todos desenlaces impensados como el de este martes, que con su derrota ante San Lorenzo en el quinto partido de la serie por la permanencia se fue de la Liga Nacional de Básquetbol Atenas de Córdoba, el único de los socios fundadores que había jugado todos los torneos desde la implementación del campeonato más federal del deporte argentino, allá por comienzo de la década del ’80.
En un estadio Roberto Pando colmado por más de 2500 espectadores, el conjunto azulgrana se impuso 73-62 y sentenció la eliminatoria por 3-2. Así se consumó el descenso de un equipo que nadie imaginaba en otro lugar que peleando por el título durante tres décadas y media en la liga de los campeones olímpicos.
El gran verdugo de los griegos fue el olavarriense por adopción Federico Marín, quien a sus 41 años se erigió en el principal artífice del triunfo de la escuadra de Boedo, con una planilla que incluyó 21 puntos (4-7 en dobles, 4-8 en triples, 1-2 en libres), 8 rebotes y 4 asistencias.
Atenas no sólo fue un participante. Fue el más campeón de todos, la base de la generación dorada, el más ilustre representante del básquetbol argentino en el exterior y -como si fuera poco- representa para los olavarrienses el rival que enalteció los tiempos gloriosos de Estudiantes en la LNB.
Desde Germán Filloy a Fabricio Oberto, desde el Pichi Campana a Marcelo Milanesio, desde Diego Osella a Donald Jones, desde Chester Bryan a Palito Cerutti, desde Bruno Lábaque al Torito Palladino, desde Water Herrmann a Leo Gutiérrez.
Todos ellos y muchos otros cracks pasaron por Atenas. Párrafo aparte para su emblemático coach Rubén Magnano, el hombre que cambió la historia del básquetbol argentino y mundial. El que demostró nada menos que se le podía ganar a una selección de la NBA.
El “Griego” es el máximo campeón de la historia de la Liga Nacional con nueve títulos, el único que jugó los 38 torneos desde 1985 y el día más triste de su historia el que nunca había descendido.
Atenas disputó el McDonalds Championship en 1997 y estuvo a punto de enfrentar a los Chicago Bulls de Michael Jordan. Ganó el Campeonato Panamericano en 1996 y el que se consagró tres veces en la Liga Sudamericana de Clubes.
Fue el final de un ciclo histórico para el deporte argentino, empujado por un desaguisado dirigencial que en 2023 acentuó los despropósitos de los últimos años.
No acertaron con los extranjeros, tuvo cuatro entrenadores (empezó el torneo con Claudio Arrigoni y siguieron Sebastián González y Elián Villafañe antes de la llegada de Álvaro Castiñeira) y configuró la peor temporada regular de su existencia con cinco triunfos y 33 caídas, 23 de ellas en fila.
No le esperaba otro destino que el descenso y para sus dirigentes la obligación de trabajar para reponer al histórico Atenas en el sitio que nunca debería haber abandonado.