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Información General “Para la gente de Olavarría sólo tengo palabras de agradecimiento”

19-06-2023

“Para la gente de Olavarría sólo tengo palabras de agradecimiento”

Joaquín Draghi habló en exclusiva con Verte. Los momentos posteriores al accidente, el tratamiento y el gran apoyo de toda la comunidad.

 

El 13 de noviembre de 2021, durante un partido amistoso de rugby entre las categorías M16 de Estudiantes y Los Tilos Joaquín Draghi sufrió en La Plata una lesión en el cuello que cambió para siempre el curso de su vida.
 

Como para no creer que el destino está escrito en alguna parte Joaco, que por entonces era una de las grandes promesas del rugby de la región, ya había salido de la cancha y pidió entrar de nuevo a su entrenador.
 

El juego estaba cerca del silbato final y de alguna interrupción menor para que los chicos se fueran primero a las duchas y después a compartir el tercer tiempo.
 

Esa lesión fue de tal magnitud que sólo la presencia de profesionales médicos en la cancha evitó el peor desenlace. Joaquín fue trasladado de urgencia a una clínica platense, donde atravesó una delicada operación sin garantías de sobrevida.
 

Cuando los tiempos lo permitieron ingresó al Instituto Fleni donde se entregó a un duro proceso de rehabilitación. Aquella caída en una cancha de La Plata dejó secuelas en su cuerpo, pero se mostró impotente ante sus ganas de vivir.
 

A casi dos años de ese episodio, Joaquín está instalado nuevamente en Olavarría. Vive junto a su papá y un hermano menor en el centro de la Ciudad, donde recibió a Verte. De fondo hay un partido de tenis de Roland Garros, el deporte siempre presente en su vida.
 

Abrió la puerta Guille, su papá, que entabló esta lucha a la par de Joaquín. Saludó, se retiró y comenzó la charla.
 

“Estoy bien, tranquilo, enfocado en el estudio” fueron las primeras palabras de Joaco, que desde su llegada a Olavarría comenzó a estudiar en la UNICEN la carrera de Ingeniería Civil.“Está muy buena, me siento cómodo y me gusta mucho” dijo sobre su adaptación a la vida universitaria.
 

La grave lesión de Joaquín impulsó una movida solidaria en la ciudad muy pocas veces vista en Olavarría.
 

La gente se volcó a las calles en cada marcha, se hizo presente en todos los actos en su apoyo, participó de las colectas y de las rifas que se realizaron en su nombre. Y cómo no iban a llegarle semejantes muestras de solidaridad.

 “Recuerdo que me habían trasladado al Fleni y mis amigos me enviaban todo. Sinceramente no lo podía creer, fue increíble. Me sorprendió mucho porque no eran sólo amigos o allegados. Veía a mucha gente que no conocía y que hayan hecho todo eso es asombroso. Sólo tengo palabras de agradecimiento” expresó.
 

 

 

Tras un año y tres meses de rehabilitación en las sedes del Fleni en Belgrano y Escobar, el martes 31 de enero regresó a Olavarría y fue recibido en el puente Hermanos Emiliozzi por mucha gente.
 

Joaquín no sabía nada de la recepción y fue una sorpresa que lo sonrojó: “Me dio hasta un poco de vergüenza, porque no me gustan mucho esas cosas, pero la verdad que me sorprendió ver a toda esa gente”.
 

Todo su entorno familiar fue un pilar durante el tratamiento, aunque Joaquín aprovechó para recordar a sus abuelos: “Prácticamente me crié con ellos y son fundamentales para mí. Obviamente mi viejo y también mi tía, que si no la nombro me mata (risas)”.
 

Uno de los momentos que recordó desde su llegada a Olavarría fue la primera vez que fue a la cancha de rugby, especial desde todo punto de vista, pero mucho más en lo emocional.
 

“Fue un tiempo después de que regresé definitivamente a la ciudad. Era un partido de la Primera de Estudiantes contra Saladillo y compartí un lindo momento con los chicos. Es verdad que verlo desde afuera es distinto y como se dice se sufre mucho más, pero me gustó acompañar a mis amigos” confesó.

A propósito de amistades, nombró a Joaquín Yakiche, jugador albinegro que está haciendo el camino para convertirse en Pumita: “Es un tipazo, un gran amigo y un tremendo jugador, pero para mí es mejor persona aún”.
 

Joaco recordó una anécdota con su casi hermano: “Me llevó hasta casa en su camioneta, resulta que mi viejo no estaba y yo no me podía mover con la silla. Le dije ‘andá hasta tu casa Yaki, no te preocupes’. Él dejó la camioneta acá, me acompañó hasta lo de mi abuela y después regresó a buscar la camioneta”.
 

La charla transcurría entre anécdotas y menciones cuando llegó el momento de verbalizar ante un grabador lo que jamás había contado a ningún medio de comunicación: sus recuerdos de aquella tarde del 13 de noviembre de 2021.
 

“Recuerdo todo. Nunca perdí el conocimiento. Fue una jugada donde me enganché con el otro jugador, caímos los dos al suelo, y mi primera reacción fue tratar de levantarme, pero no pude. No me puse nervioso, pero me pareció raro” relató.
 

Joaquín fue trasladado a un centro asistencial al tanto en todo momento de la gravedad y las consecuencias que podía tener la lesión. “Lo tomé con tranquilidad y tenía que esperar” indicó.
 

Ahí fue cuando contó cómo los caprichos del destino pueden entrometerse en la vida de una persona: “En ese partido yo ya había salido. El técnico me había sacado y pedí volver a entrar. Y no me arrepiento de nada”
Una situación no contemplada por el reglamento y tolerada por tratarse de un partido amistoso. “Son cosas del destino, igualmente no me lo reprocho porque yo soy así de ir por más siempre y tenía muchas ganas de seguir jugando” remarcó.
 

Joaquín, como todos los jugadores de rugby, saben desde que toman por primera vez una pelota ovalada entre sus manos que se trata de un deporte de mucho contacto, donde los jugadores están expuestos a fuertes choques y duros golpes.
 

No hay rencor en sus palabras: “Son cosas que pasan. Fue un enganche raro y de ahí me golpeé contra el piso”.
 

El tratamiento fue extenso y estuvo en dos centros de salud. “Al principio estuvo normal, tranquilo. Uno se acostumbra, pero al año se puso un poco más pesado -recordó-, porque estaba encerrado entre cuatro paredes”.
 

“Por más que el paisaje sea el mejor, se vuelve rutinario. Me conocía todos los lugares del ambiente y eso fue lo que más me costó” admitió Joaco.
 

Tantos días y tantas horas quedaron anécdotas. Una de las que más tiene presente fue con su papá Guille: “Estábamos como en un departamento, un día mi viejo llevó un anafe y nos hicimos unos churrascos debajo de una planta para calmar un poco todo”.
 

Joaquín aún en los momentos más duros, siempre miró para adelante y ahora con más razón: “Hoy en día recién estoy retomando las actividades. Estuve dos o tres semanas enfermo, tres días a la semana voy a entrenar, de lunes a jueves a la facultad y después me hago tiempo para la familia o ir a algún asado con amigos. Me gusta estar en el Club y voy a ver los partidos de los chicos”.
 

La gente no se olvida de Joaquín, de lo que atravesó, ni de que su lucha sigue día a día. Lo sigue acompañando y recibe muchos mensajes en su celular: “Me escriben muchos. Por día debo tener 40 mensajes sin leer, pero cuando tengo tiempo voy respondiendo a todos”.
 

 

Desde el momento del accidente tiene el acompañamiento de FUAR, Fundación de la Unión Argentina de Rugby, una Organización no Gubernamental con el propósito de ayudar a los jugadores que han sufrido una lesión grave dentro de un terreno de juego.


“Estuvieron desde el principio, me ayudaron y me acompañaron mucho” agradeció Joaquín


 

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