04-07-2023
Se caen las temperaturas y aumentan las erogaciones familiares para calefaccionar el hogar en esta parte de la provincia de Buenos Aires, donde el invierno se hace sentir más.
Graciela y su esposo Ruben llevan treinta años al frente de “La Leñera”, la tradicional esquina de venta de leña ubicada a una cuadra de la rotonda de Urquiza y Colón, en dirección al Barrio Jardín y su percepción es que en la actualidad las ventas cayeron en un 60 por ciento con respecto a los buenos años de estas tres décadas.
“La gente antes encendía su estufa a leña y la dejaba todo el día. Hoy con lo que ha aumentado el costo de vida supongo que la prenden a la tarde, cuando llegan del trabajo, para que les dure hasta la noche” especuló Graciela abajo del marco de la puerta, sin salir de la oficina por las inclemencias de un lunes horrible.
El comercio de leña fue la derivación de otra actividad familiar. “Nosotros empezamos a vender leña porque teníamos transporte y cuando mi esposo retornaba desde el Norte traía leña y así fuimos adaptando el lugar” recordó.
La caída en las ventas la atribuye a la pérdida del poder adquisitivo de los salarios: “Todo ha aumentado. Los sueldos alcanzan cada vez para menos y esto se ha achicado muchísimo. Y creo que no somos los únicos”.
“Desde que nosotros empezamos yo diría que las ventas se han caído un 60%. Antes llegaba el frío y tomábamos pedidos para dos o tres días. Y lo hacíamos todo el tiempo. En estos momentos me hacen un pedido y lo llevamos al instante porque la demanda es mucho menor” analizó.
Sube, afirmó, en algunos días: “Para el día del padre, el día de la madre que la gente hace unos asados las ventas suben. Hasta hace poco hasta las hamburguesas en los cumpleaños se hacían con leña. Ahora las hacen al horno”.
Para otro nicho del mercado, la calefacción del hogar, Graciela reportó que “se han vendido estufas a leña, pero no sé qué pasa. La deben estar encendiendo a la noche, cuando llega la familia a la casa. Antes era una calefacción continua”.
La competencia creció, la desleal mucho más según Graciela. “Convengamos que hoy la gente sale, va a un monte y después se pone a vender leña. Nadie se anota, nadie tiene a sus empleados en blanco” se quejó. “Acá pasó siempre. A nosotros venían y nos exigían la habilitación del baño, los matafuegos en condiciones. Todo, todo en regla” dijo.
“Una vez nos pusimos a hacer una lista con la gente que vendía leña y era muy grande la competencia ilegal. Las explicaciones en el Municipio eran ‘y… si no están inscriptos nosotros no vamos’. Ahí le dije que nos borren y que no vengan más para que la ley sea pareja para todos” sostuvo.
La leñera de Graciela vende quebracho, piquillín y eucalipto. Sostener la calidad también es un problema. “Nosotros siempre trajimos desde Río Negro el piquillín puro, no la mezcla y ahora la gente a la que le encargábamos la leña no consiguen brazeros para trabajar” reveló.
Los 100 kilogramos de eucalipto en su leñera están en los 4.000 pesos; misma cantidad de quebracho andan en 10.000 pesos. “Nosotros los traemos con guía forestal y todos los papeles en regla, porque al pasar por las provincias hay que presentar todo eso. Seguiremos trabajando hasta que se pueda, pero el círculo se nos cierra cada vez más” mencionó.
Otros vendedores de leña de Olavarría consultados por Verte se mostraron reacios a formular declaraciones sobre la situación del mercado en el arranque de los meses que el frío más aprieta en esta parte del mundo. “Está tranquilo” fue la respuesta, lacónica, más escuchada.
Jonás, de la leñera “Pamperito”, lamentó que las ventas hayan bajado esta temporada y lo atribuyó a que “se atrasó mucho el invierno”, en el sentido que los fríos llegaron más tarde de lo esperado.
“Nosotros el año pasado en abril habíamos arrancado vendiendo bien. Este año la gente empezó a consumir leña en la segunda quincena de mayo y las cantidades son más o menos las mismas que el año pasado” comparó.
“Tratamos de mantener el precio. No se puede exagerar porque si no la gente compraría menos. El año pasado arrancamos cobrando el eucalipto colorado 2.200 pesos los 100 kilos y este año estamos en los 3.300 pesos los 100 kilos o 32.000 pesos la tonelada. Mucho más no nos podemos estirar” indicó.
Itín y quebracho colorado van desde 9.000 a los 10.000 pesos los 100 kilos. “El año pasado llevaban de a cien kilos, ahora nos piden de a 200 ó 300 kilos en cada pedido porque con los valores que están viniendo las boletas de gas se ve que la gente tiene la leña como alternativa” expresó.
Según Jonás, una familia necesitaría hoy 1.100 kilos de leña para calefaccionar su hogar durante un mes. Todo un número, haciendo cuentas. “Eso sería con una estufa encendida a pleno todo el día. También conozco clientes que la prenden a la tardecita y por supuesto consumen mucho menos, o que tiran tres o cuatro días con 100 kilos” comentó.
“San Agustín”, otra leñera que aceptó la propuesta de Verte, su propietario Juan rescató que la “venta de leña no está viniendo mal. Hay alguna mejoría con respecto al año pasado, por ahora”.
Trabaja leña de quebracho blanco, algarrobo y eucalipto. “Llevan bastante eucalipto, que es más accesible que las otras dos. Para el hogar llevan de a 100/200 kilos y para el asado bolsas de 15 kilos” acotó Juan.
Estimó que una partida de 100 kilos podría consumirse en una semana y sus valores parten de los 3.500 hasta los 5.000 pesos los 100 kilos de eucalipto; la leña de algarrobo y de quebracho van de los 8.000 a los 12.000 pesos los 100 kilos.
“El invierno comenzó muy flojo y va queriendo levantar” relató Yanina, de la leñera “El Coquito”, que enfoca su oferta en la comercialización del eucalipto y distintos subproductos.
“Lo que más vendemos es el rollito para LePen, las astillas, los astillones, pero en realidad vendemos un poco de todo. Tenemos clientes para fogón, para el asado, las bolsas de leña” describió. Los valores oscilan entre los 2.800 y los 3.000 pesos. “Hoy (por ayer) tuvimos un pedido de 2.000 kilos del astillón grande” acotó Yanina.
Ventajas y desventajas de la calefacción a leña
Entre las ventajas de calefaccionar a leña, quemar restos de poda y troncos secos no es lo mismo que extraer y quemar gas natural. Además, se considera que las emisiones que produce la leña (biomasa) son neutras porque no contribuyen al efecto invernadero.
Siempre y cuando exista combustión con cámara cerrada las estufas de leña son muy eficientes gracias a su alto rendimiento, cercano al 80%. Algunas de ellas se conectan al circuito de agua sanitaria para calentar el agua de la ducha y demás grifos.
Con un buen mantenimiento y limpieza, una estufa de leña es para toda la vida. Las calderas, en cambio, tienen una vida útil de entre 10 y 15 años.
Las estufas de leña suelen ser muy fáciles de instalar y utilizar y su mantenimiento no es complicado. Suficiente con deshollinarlas una vez al año y limpiar los residuos producidos por la combustión cada vez que se vaya a utilizar.
A pesar de todas las ventajas, las estufas de leña no son para todo el mundo, ya que también tienen sus limitaciones e inconvenientes. El principal punto en contra de estas estufas es que no son tan cómodas de mantener como las de gas. Cada persona deberá decidir qué es lo que le pesa más y si su vivienda es adecuada para instalar una de estas estufas.
Las habitaciones deben tener un tamaño considerable. No puede haber muebles cerca de la estufa a leña y la ventilación debe estar controlada. Requiere un cierto espacio para almacenar la leña. Al tener que almacenar la leña, se hace necesario habilitar un espacio para ello.
Las estufas de leña deben limpiarse cada vez para extraer los restos de la combustión. Si se busca un sistema de calefacción que no dé trabajo, seguramente las estufas de leña no sean las más adecuadas. Aunque estas estufas son bastante seguras, no deja de ser fuego al alcance de cualquiera que pueda abrir la compuerta.
Las estufas de leña tienen muchas ventajas pero también tienen sus contras. Se trata de un método de calefacción adecuado para algunas viviendas y personas, pero no es para todo el mundo.