09-11-2023
Integrantes del equipo Cocodrilo Fishing visitaron la laguna ubicada en General Madariaga y dieron con varios ejemplares. Luis Ventimiglia relató la experiencia.
Por Luis O. Ventimiglia
Cocodrilo Fishing Team
El sábado salimos muy temprano para dirigirnos a la laguna Salada Grande de Madariaga, en esta ocasión viajamos Carlos Sosa, Pablo Porcel de Peralta y yo. En el Club de Pesca y Náutica de Madariaga nos encontraríamos con nuestro gran amigo Daniel Rodriguez del portal Sentí la Pesca con quien haríamos una nota relevamiento en esta laguna de gigantes a Letizia y José Vargas de “Urion la Gaby” (Contactos: 2267527404 y 2267443108).
Llegamos a eso de las 8 de la mañana y mientras Letizia terminaba de organizar los 8 truckers que tenían alquilados en esa jornada, comenzamos a cargar nuestros equipos en la embarcación de José.
Luego de realizar la nota de apertura para nuestro video de YouTube nos subimos a la impecable embarcación para ir a buscar esos enormes pejerreyes que posee el espejo.
Navegamos un rato y nos anclamos en el lugar elegido para comenzar a pescar. Armamos los equipos con boyas livianas, pues por lo que nos había contado José el pescado come tímidamente, así que cuanta menos resistencia le ofrecieran las boyas, más posibilidades de clavar con éxito tendríamos.
La mañana fue dura, había hecho mucho frío y viento el día anterior lo que mantenía el agua aún muy fría (unos 12 grados según midió nuestro amigo). En las primeras 3 horas de pesca anclados o haciendo un pequeño contragarete logramos solo 5 pejerreyes, todos de 400 gramos para arriba y donde se destacó uno que al final del día fue el más grande de 850 gramos.
Luego del mediodía, nuestro amigo guía nos dice `levanten que nos movemos´. Navegamos unos 2000 metros y llegamos a la entrada de una bahía donde había unas cuantas embarcaciones ancladas, lo que indicaba que había actividad en ese lugar. Navegando muy despacio para no hacer ruido nos ubicamos en el lugar elegido y anclamos para seguir pescando, ya la temperatura del agua rondaba unos 15 grados lo que seguramente activaría a los pejerreyes.
Ni bien tiramos comenzamos a tener respuesta, Carlos y Daniel tuvieron buenas capturas, luego Dani y José clavaron buenos pescados, todos grandes, gordos, vitales y con una particularidad: la boca muy chica para su tamaño (por eso antes de comenzar José nos había dicho de poner anzuelos tirando a chicos).
Tomaron tanto mojarra viva, como filet de dentudo y hasta filet de pejerrey, las bajadas estaban reguladas entre 25 y 40 cm., teniendo respuesta en todas de igual manera.
De repente tuve un pique suave, de esos que lleva despacio la boya hacia un costado y que generalmente es señal de que un grande estaba jugando con mi carnada. Llevo hacia la derecha y al volver hacia el otro lado encañé y salió como un misil para un costado: era el pescado del día, uno de los trofeos que tiene esta laguna y por la cual convoca a miles de pescadores todos los fines de semana.
Iba para donde él quería, velozmente y tirando para abajo desde un lado al otro. Cuando faltaba muy poco para llegar a la embarcación, y para no enganchar con el multi de Dani, bajé un poco la caña aflojando la tensión, cometiendo un error que contra ese tipo de pejerreyes no podés cometer. Ese solo momento de darle ventaja me dejó con las manos vacías y el sabor amargo que podríamos haber levantado un pejerrey que seguramente superaría el kilo y medio, pero así es la pesca: a veces el pez gana, si no sería muy fácil.
Seguimos pescando y sacando pejerreyes, como decíamos errando muchos piques por la suavidad con la que estaba picando, pero con un promedio inusual de peso, todos hermosos pejerreyes.
De repente un biguá que merodeaba nuestro sector de pesca, se enreda con la línea de Carlos y comenzó una inusual lucha para traerlo a la embarcación y poder soltarlo. Más de 10 minutos de pelea, de sumergirse y nadar, y por supuesto de espantar a todo el cardumen que andaba por el lugar, a tal punto que luego de lograr liberarlo, nos movimos unos cuantos metros, volvimos a intentar un contragarete pero no encontramos esa actividad que teníamos antes del suceso.
Se hicieron las 15 horas y decidimos dar por terminado el día de pesca porque habíamos logrado más de 35 pescados todos grandes, a tal punto que casi llenaban el cajón que tiene la embarcación, y habíamos comprobado que hay mucho pescado, que hay trofeos muy grandes y que es cuestión de visitarla e intentarlo. Ojalá llueva porque le hace falta al espejo, está muy bajo y eso dificulta la entrada a los famosos callejones entre los juncos y a lugares estratégicos donde generalmente eligen pescar los guías.
Sin dudas seguirá siendo una de las vedettes de las lagunas de acá a fin de año, y a medida que suba la temperatura también empezará a activarse la otra especie que atrae visitantes a este espejo: la tarucha. Repetimos, ojalá llueva así podemos disfrutar en mejores condiciones la Salada.
Luego de armar nuestros equipos, sacamos las fotos correspondientes, hicimos el video para finalizar nuestro programa (pueden ver las imágenes en nuestro canal de YouTube) y llevamos al sector de fileteado los pejerreyes.
Con los pescados limpios, nos saludamos con José y Letizia y viajamos hacia Pinamar donde pasamos la noche.
La mañana siguiente fuimos a intentar pescar en el muelle de Pinamar, logrando solamente un pez palo de importante tamaño. El mar estaba muy sucio por el viento del día anterior por lo que no había actividad, de hecho, ese pez palo fue el único que se logró entre las más de 20 personas que había pescando.
Como en cada nota queremos aconsejarles que cuiden cantidad, medidas y vedas de las especies que vayan a pescar, y además que cuidemos entre todos de dejar limpios y no contaminar los lugares que visitamos, para de esta manera asegurar que nuestros hijos y nietos en un futuro puedan disfrutar de esta pasión tal como lo hacemos hoy nosotros. Hasta dentro de 10 días con otro relevamiento, abrazo pescador.