03-01-2024
Bandadas de aves sobre la Ciudad en todas las direcciones. Son cuervillos de cañada, una especie sobre la que recientemente se descubrieron fósiles de 1.000 años de antigüedad.
Esas bandadas en formas de “V” estirada que surcan el viento de Olavarría todos los días, muy alto, a toda hora y en todas las direcciones son cuervillos de cañada, aves distribuidas en gran parte del continente americano, desde el sudoeste de los Estados Unidos hasta el centro de la Argentina.
Los cuervillos cuentan con un aspecto característico, con sus largas y delgadas patas y su pico curvo y fino que utilizan para capturar pequeños invertebrados, parte fundamental de su dieta. No presentan dimorfismo sexual apreciable para los humanos.
En Olavarría últimamente en sus vuelos se pueden contar por centenares. La población global de estas aves sería cercana al millón quinientos mil ejemplares que, como todo bicho que camina en este planeta -incluido el más dañino, el hombre-, se encuentra bajo amenaza por el cambio climático y la contaminación que pone en peligro la calidad de sus hábitats.
“Hace un tiempo que nos llama la atención esas grandes bandadas de aves que se mueven en ‘V’ y viendo el comportamiento de los cuervillos de cañada no quedan dudas de que se trata de esta especie. No es una especie amenazada; son aves aliadas en el control de plagas, porque se alimentan de langostas, larvas, gusanos. También de peces, ranas” explicó el profesor Flavio Maldonado.
El docente destacó como dato importante que, a través de su comportamiento, las grandes bandadas de cuervillos de cañada se ven ir en horas de la mañana hacia un lugar y volver en horas de la tarde. “Es porque van variando los espacios de alimentación y de descanso” dijo.
“En ese ir detrás de diversos hábitats cerca de la parte urbana van buscando pastizales inundados, lagunas, bañados, que es lo que se están dando ahora como consecuencia de las últimas lluvias” precisó el profesor Maldonado.
Lo formación en “V” que hacen estas aves al desplazarse es para ahorrar energía en el vuelo.
“El ave que va adelante es la que se lleva el mayor gasto de energía y las que van detrás lo van reduciendo y vuelan más aliviadas. Ese liderazgo va cambiando constantemente de forma que todas vayan soportando el mismo desgaste” observó.
Los cuervillos de cañada nidifican en lagunas o lugares inundables. En sus dormideros y áreas de cría forman grupos numerosos en grandes colonias junto a distintas especies de aves acuáticas.
El nido es una gran plataforma entre los juncos y totoras donde colocan hasta 4 huevos de color celeste verdoso inmaculado.
Incuban el primer huevo ni bien lo ponen y por lo general los nidos albergan a pichones de diferente edad, teniendo en cuenta que su período de incubación dura 20 días. Los polluelos son alimentados tanto por la madre como por el padre.
Hay registro de la presencia de cuervillos de cañada en humedales del norte de la provincia de Buenos Aires de hace más de 1.000 años.
En octubre pasado la comunidad científica dio a conocer en San Pedro el hallazgo de dos pequeños huesillos correspondientes a dos géneros de aves que habitaron en esa parte de la geografía bonaerense hace un milenio: un húmero derecho de una gallareta y el extremo distal de un tarsometatarso de un cuervillo de cañada.
Debido a que sólo existe un ejemplar fósil de cuervillos de cañada (una de las aves halladas) para el Pleistoceno de Argentina, la pieza recuperada en San Pedro, con sus mil años de antigüedad, se convierte en el primer registro para el Holoceno en la Argentina.
De todo esto, sintetizó el profesor Maldonado, el dato más relevante es que hacía mucho tiempo que en Olavarría no se veían bandadas de esta magnitud tan cerca del ejido urbano y mucho tienen que ver las grandes lluvias de las últimas semanas.
El profesor Maldonado entrelazó los cambios ambientales de un planeta que no para de sufrir la acción del hombre con los cambios en los patrones de conducta y distribución de las distintas especies, “en este caso si se quiere para bien, está produciendo cambios en la zona agrícola, más allá de que el agua siempre es bienvenida”.
Como alguna vez dijo alguien, “en silencio la naturaleza nos habla”. El hombre aturdido suele no escucharla.