11-03-2024
Antonio Bellingeri (ex dirigente e hijo de Amadeo, uno de los emblemáticos directivos que tuvo el Club) repasó la historia de la institución y el gran presente que atraviesa.
El 9 de marzo de 1942 en un almacén en Necochea y Laprida y con la presencia de 57 personas, nacía el Club Social y Deportivo Fortín Ferroviario, hoy denominado Club Social y Deportivo El Fortín.
En dicho encuentro se conformó una comisión provisoria para la realización y presentación de un proyecto de estatutos para la asamblea, presidida por Antonio Scipioni, con Adolfo Arouxet como secretario y con Julio Torres, Carlos Nardini, Omar Romero, Carlos Fossatti, Humberto Del Zotto, Adolfo Perrone, Juan Ugalde y Luis Olivera como vocales.
La primera comisión directiva estuvo conformada por Ricardo Sánchez, Antonio Scipioni (vicepresidente), Humberto Del Zotto (secretario), Julio Torres (prosecretario), Julio Giovanini (tesorero), Máximo Valeri (protesorero), Salvador Carvajo, Eugenio Vigo, Federico Fossatti, Oscar Romero, Carlos Nardini y Pablo Calderón (vocales).
Si bien aún no aparece en ninguna de las comisiones, hay un apellido que se puede decir es sinónimo de El Fortín: Bellingeri. El primero en acercarse a la institución del barrio Luján fue Antenor, su nombre quedó grabado en las cabinas de transmisión del estadio “Ricardo Sánchez”, y con él llegó su hermano menor Amadeo.
Fue este último el que marcó una época en el club. Nombrar a Amadeo Bellinegri es decir El Fortín. Más tarde el apellido sumó un nuevo protagonista en la historia de la entidad, Antonio, hijo de Amadeo.
Según cuenta Antonio, el club es su casa: “Cuando tenía un año mi viejo me olvidó en el club. Gran parte de mi vida la pasé ahí. Soy hincha y lo amo. Salía de la escuela y me iba para El Fortín”.
Antonio vive a media cuadra de la institución y a sus 63 años vio la expansión que tuvo su amada entidad.
“El crecimiento del Fortín ha sido enorme. Es una de las instituciones que más ha crecido en los últimos años y no para de crecer” resaltó.
Antonio sostiene que “el ADN del club es que siempre estuvo conformado por gente de trabajo. Nunca fue un club de plata, pero tenemos esa fortaleza de generar recursos, de ir siempre al frente y pensando en hacer al club cada día más grande, porque las instituciones nunca terminan de crecer”.
Desde su niñez hasta el presente vio casi todas las obras: “Cuando yo era chico teníamos la cancha de fútbol y la de bochas, la de básquet al aire libre y el salón de fiesta”
Vio la construcción de la pileta, fue partícipe de las reuniones entre el gobierno Municipal, en aquel entonces con Helios Eseverri como intendente, para la adquisición de los terrenos de la avenida Pellegrini.
“Conocí la cocina del nuevo predio que tenemos. Fue un pacto de caballeros entre el intendente (Eseverri) y mi padre. Ante el pedido de Amadeo de tener más espacio, Eseverri le dijo que cuando se traslade el parque vial esos lotes ibana ser para El Fortín” reveló Antonio.
“Así sucedió. En ese lugar hoy está el gimnasio, que lleva el nombre de mi padre, por expreso pedido de Don helios. Después, y tras comprar lotes al Tiro Federal, en el 2010 recibimos el resto de los terrenos y así comenzó todo” confesó.
Antonio reconoció que al principio le chocaba que “fuera en otro lugar y separada del sector de la Urquiza, sobre todo por los recursos humanos para estar en los dos lados, pero mi padre no le temía a eso. El quería la expansión del club”
En el predio hoy se practica tenis, hay dos canchas de fútbol 11, una cancha de rugby, canchas de fútbol 5, el merendero, el quincho de rugby y el flamante buffet entre las obras que hizo el club desde aquel 2010.
Antonio Bellingeri en su relación con El Fortín tuvo momentos muy lindos y algunos no tanto. Sobre estos últimos y una de las imágenes que recuerda fue la destrucción de las viejas canchas de bochas, donde hoy está la pileta.
“Fue a mediados de la década del 70, cuando Olavarría sufrió un fuerte temporal y a nosotros nos destruyó el sector. Fue muy triste. Vi llorar a mi viejo y a muchos dirigentes durante un día” se remontó en el tiempo.
“Aparte tiró el paredón de la Urquiza, pero al otro día, con ese espíritu que la gente El Fortín estaba trabajando para levantar nuevamente al club” añadió.
Dio vuelta la página y habló de uno de sus momentos más felices: “Como deportista cuando salimos campeones después de 24 años, porque nosotros desde el año 62 al año 86 vivíamos festejando ese título. En cada aniversario se agasajaba a ese equipo, porque volvimos a dar la vuelta olímpica y ese año fue una locura. Mucha gente en la cancha, después de salir campeones nos fuimos en un camión al centro a festejar”.
“Después nos acostumbramos, porque desde 1993 a la fecha hemos logrado varios campeonatos y lo más importantes con jugadores del club. Eso es muy vaioso y hasta el día de hoy sigue. La continuidad a lo largo da sus frutos” valoró.
Con mucha emoción y lágrimas en sus ojos se refirió a su padre como dirigente, sobre todo viendo que sus anhelos se hicieron realidad. “Uh el viejo (gran suspiro). Estaría muy contento, tanto que luchó, él y su hermano también, por su amado El Fortín, vivía por el club” recordó con un hilo de voz.
Fue jugador, luego dirigente y siempre es una persona a la hora de consultar por algo referente al club.
Su anhelo es ver seguir creciendo a la institución. “Salgo a la vereda y lo estoy viendo y eso me pone contento porque fue parte de la vida parte de mi familia y el barrio. Gente que ya no está y ojalá pudieran ver lo que el club se transformó. Sobre todo aquellos que sembraron la semilla, que siento que desde el cielo lo están viendo y estarán contentos” expresó.
En la última Asamblea formó parte de la lista opositora. Al momento de expresar porque lo hizo fue claro: “Lo veía muy desordenado al club y los hechos nos demostraron que teníamos razón. Hoy El Fortín está bien en la parte administrativa, en la parte monetaria, se puede presentar un balance en tiempo y forma. Eso es saludable para la institución”.
Para el final dejó abierta la puerta para volver ponerse la ropa de dirigente.“Si no tengo inconvenientes y puedo llegar a colaborar, ya no con las mismas fuerzas de antes, porque los años también van pasando para uno, pero trabajar para el club es lo más lindo. Yo camino por la calle y no necesito andar con la camiseta. Todos saben que soy de El Fortín” cerró.