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26-04-2024

“Vivió con una pasión extrema”

El duro relato del padre de Fermín, el chico de 19 años que falleció el lunes pasado. Dardo Núñez contó el camino de su hijo en el fútbol y los últimos días como estudiante en Olavarría.

 

Fermín Núñez nació en el 2004 en General La Madrid, uno de los 135 partidos que tiene la provincia de Buenos Aires y que está ubicado a 458 kilómetros de Capital Federal. De chico soñaba con ser jugador de fútbol, pero su historia fue más allá de los partidos en las juveniles de Boca y dejó una huella en el corazón de los que lo conocieron.

 

Dardo Núñez, papá de Fermín, contó los recuerdos de aquellos días en los que su hijo era apenas un niño, jugando en el patio de su casa con una devoción inigualable. Tenía dos años, ya pateaba la pelota y el sueño de jugar en Boca se volvía cada vez más grande.

 

Su camino en el fútbol comenzó en las inferiores de Racing de General Lamadrid, donde se destacó por su talento y determinación. “Tuvimos la posibilidad de comprar un terreno baldío al lado de mi casa y ahí jugaba”, recordó entre lágrimas Dardo.

 

“Fermín fue un chiquito hermoso. Él fue arquero primero. Le encantaba el arco y nosotros le compramos pantalones con rodilleras, guantes y buzo”, contó Dardo o “Peca”, como también lo llaman sus amigos más cercanos.

 

Desde temprana edad, el fútbol se convirtió en la pasión indiscutible de Fermín. A los seis años, ya soñaba con vestir la camiseta de Boca. “A los 10 ya jugaba en la categoría octava de Racing de Lamadrid”, contó su papá. Y, a pesar del fallecimiento de su hermana en un accidente en su ciudad en 2009, Fermín encontró consuelo y motivación en el fútbol, buscando cumplir su sueño.

 

En una ocasión en la que las vacaciones de invierno amenazaban con interrumpir su preparación física, su padre, con la ayuda de su amigo Pablo Calderón, encontró una solución. “Fermín era súper exigente con él mismo y no quería ir esas vacaciones porque necesitaba entrenar para jugar. Entonces llamé a Pablo para que me consiguiera un club para que Fermín pudiera entrenar esa semana. Lo convencí y pudimos ir a Buenos Aires para visitar a las hijas de mi mujer”.

 

Ese viaje fue un antes y un después para la vida deportiva de Fermín. “Pablo Calderón nos contactó con Huracán. Pero mientras íbamos en el viaje hablé con Ramón Maddoni para que Fermín se probara en Boca, ya que era su ilusión”.

 

Y, en el medio de la oportunidad de probarse en los dos clubes, surgió un dilema para la familia Núñez. “Nos contactó Huracán y Boca nos citó para el mismo día y horario. Maddoni, con gran sabiduría, me dijo: ´No quedes mal con la gente de Huracán por más que él quiera jugar en Boca”, explicó Dardo.

 

En ese momento, la familia Núñez recibió el llamado de Boca. “Querían saber cómo le había ido a Fermín en Huracán y les informé que estaban interesados en ficharlo, a lo que respondieron: ´tráiganlo mañana para que conozca el club’”. Así que Dardo llevó a Fermín a Boca, donde fueron recibidos por Maddoni.

 

La llegada a Boca significó la unión con otras familias de la categoría en los viajes a Buenos Aires. El padre de Giovanni Ferraina le daba hospedaje en su casa. “Le tiraba colchones en el piso y Fermín se quedaba ahí”. Durante una prueba en Boca, jugaron un amistoso contra un equipo de Loma Negra, dirigido en aquel entonces por Abelardo Carabelli, quien también había sido DT de Fermín en Racing de Lamadrid. “Fue un gran referente para él”, destacó Dardo.

 

En ese partido, Fermín compartió la cancha con Mateo Mendía Dos Santos y, después de ese encuentro, Abelardo le preguntó a Dardo si podían llevar a Mateo a Boca: “porque podría ser la dupla central de Boca (Mateo central derecho, Fermín central izquierdo)”, contó Peca. Entonces hablaron con la gente de Boca y Mateo quedó y juntó a su papá, el Mono Mendía, se organizaban para llevarlos un fin de semana cada uno.

 

“Yo lo acercaba hasta Loma Negra (tengo 100 kilómetros hasta ahí) y él los llevaba. Y, si no aprovechaba para mi mujer, vea a sus hijas y lo llevábamos a Mateo”.

 

Fermín estuvo en la pensión de Boca a fines de la novena. Durante su estadía en el club, Boca le dio todo lo necesario. “Me siento orgulloso del club del que soy hincha porque siempre estuvo al lado de mi hijo. Los contenían, tenía obra social prepaga, que para nosotros era impensado”.

 

Después de recuperarse a principios de 2019, Fermín estaba en excelente estado. Sin embargo, sufrió un revés cuando contrajo un virus intestinal que lo debilitó considerablemente. “Perdió 20 kilos, vino a Lamadrid y le costó volver. Y luego Boca lo deja libre porque había jugado menos partidos que el resto. Entre noviembre y diciembre hizo pruebas en Racing, Argentinos, en varios lugares. En todos los clubes que fue le dijeron que venga a hacer la pretemporada”, detalló su papá.

 

Durante unas vacaciones recibió una llamada de Luis Luque, su antiguo entrenador de Boca, quien lo invitó a jugar en Huracán, donde estaría bajo la dirección de Saturno en la Cuarta División y con Héctor Bracamonte como coordinador general.

 

Aunque Fermín aceptó la oferta del Globo, no logró adaptarse al club debido a diferentes circunstancias.

 

Un día los padres de Fermín hablaron con él porque no lo veían bien. “Así no podés seguir. No es necesario que demuestres nada a nadie, si querés te voy a buscar y te volvés a Lamadrid con nosotros”, le dijo Dardo. Así que fue en ese momento cuando Fermín tomó la decisión de volver a su hogar pero no quiso jugar más al fútbol.

 

Después de varias conversaciones con su familia, Fermín decidió estudiar medicina en Olavarría con el apoyo de su familia. “Se consiguió una maestra particular y lo dio todo. Estudiaba todo el tiempo”, contó su papá.

 

“Tenía en su tablet una alarma que sonaba a la seis de la mañana y decía ´ser médico’. Estaba enfocado con eso y para nosotros era una felicidad enorme. Aprobó los cuatro parciales del ingreso por encima de 8.5 y el final lo hizo con 8. De 380 alumnos entraron 100 y él fue uno de ellos”, recuerda Peca con orgullo.

 

“Durante el último fin de semana la familia estuvo con él. Estuvo hablando con Mendía, habían acordado poder juntarse y charlar. Con el Colo (Barco) seguía en contacto siempre. Tenía muchas anécdotas con el Colo, que era muy vago. Ellos dos tenían mucha afinidad”, detalló Dardo y agregó: “Cuando Boca perdía gritaba y se iba llorando a la pieza porque era muy fanático. Así vivió toda su vida, con una pasión extrema”.

 

Fuente TN Noticias.
 

 

 

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