Abigeato: una problemática económica y de salud pública

El robo de ganado es una actividad delictiva que golpea fuerte en Olavarría y la zona. Daniel Ayçaguer, presidente de la Sociedad Rural, explicó sus consecuencias y habló de la situación actual.

Los abigeatos son uno de los principales delitos que sufren los productores ganaderos en la zona de la provincia de Buenos Aires. Sólo en la región pampeana se agrupa el 71% del rodeo del país.

El partido de Olavarría y los territorios aledaños remarcan esa fuerte impronta, con grandes hectáreas dedicadas a la cría de ganado. Desde hace décadas, los productores locales son víctimas de abigeatos. De distintas maneras, los delincuentes ingresan de manera ilegal a los campos y faenan el ganado, principalmente bovino.

“Generalmente estos hechos se dan alrededor de la zona urbana”, explicó Daniel Ayçaguer, veterinario y presidente de la Sociedad Rural de Olavarría a este medio sobre cuáles son las zonas más afectadas.

“Lo que sucede es que ahí no están las grandes estancias, ahí hay campos chicos que capaz tienen veinte vacas y si le carnean dos por semana es un problema. Ha desaparecido mucho ganado en el primer cordón de la Ciudad”, remarcó.

Estas situaciones han llevado a que los pequeños productores se vean muy afectados económicamente, debido a que cuentan con pocos animales y el robo “ha hecho que desaparezcan de la zona más próxima al sector urbano”.

Ayçaguer recordó que hace una década atrás en Olavarría los números eran “alarmantes”, rondando entre 350 y 500 animales carneados por año, y sostuvo que desde la creación de la Policía Rural y la primera Fiscalía temática especializada en el delito rural “las cosas cambiaron” y las cifras ahora oscilan alrededor de 100 casos al año.

Alarmas encendidas

Con la llegada del invierno y debido a la complicada situación económica que atraviesa e interpela a toda la sociedad, algunos productores ganaderos comentaron que “son indicadores de que esta conducta va a aumentar en los próximos meses”.

Además, el presidente de la Sociedad Rural Olavarría reveló que la situación relacionada a la caza “se está empezando a complicar y estamos a nada de que se decrete el ‘No a la caza’, es decir que en el Partido estará prohibida la caza menor, como las liebres”.

Foto: ZonaCampo.

Enfatizó que la situación con los denominados ‘galgueros’ es la más delicada debido a que en reiteradas ocasiones ingresan a los campos privados para realizar la actividad y “tienen que entender que no se pueden meter en la propiedad privada. Si saltan el alambrado es como si estuvieran pasando por el paredón de una casa”.

Las localidades de Sierra Chica, Hinojo y Loma Negra son las que más sufren este tipo de ilícitos, y si bien Ayçaguer resaltó que la Patrulla Rural está bien equipada y con suficiente personal, “el campo cerca de estos lugares está desprovisto de gente y los patrulleros están quedando un poco obsoletos” examinó, y contó que se ha elevado un pedido al Ministerio de Seguridad por intermedio del Municipio para reforzar esta zona.

De todos modos, reconoció que en los últimos años varias causas de abigeato han sido penadas con años de prisión para los autores, situación que antes no sucedía.

El abigeato es un delito tipificado en el Código Penal bajo la Ley 25.890 sancionada en el año 2004, y se establecen penas de dos a seis años de prisión en el caso de robo de una a cuatro cabezas de ganado, mientras que se agrava en el caso de que se trate de cinco o más ejemplares, llegando a condenas de tres a ocho años.

Salud pública

Otro punto fundamental que rodea a la actividad del abigeato es que en muchos de los casos no solo se reduce a la faena de un animal para el consumo propio, sino que esa carne que no tuvo ningún tipo de control de calidad también se comercializa al público.

“Algo que va más allá del perjuicio económico para el productor es que la gente está comprando carne que no pasó por inspecciones de bromatología”, denunció enfáticamente Ayçaguer.

En este punto, recreó el siguiente escenario: “Yo voy a un campo a vacunar con cualquiera de las bombas sanitarias que le metemos a los animales para que no se enfermen, a ese ejemplar a la noche lo carnean, a la mañana lo están vendiendo y al mediodía la gente se está haciendo una chuleta, eso es veneno puro”.

La cuestión sanitaria radica en que la faena clandestina suele realizarse en el mismo campo, sobre el pasto o el excremento de los mismos animales.

El principal foco de esta conducta suele verse a través de las redes sociales, donde a través de los grupos de compra y venta se ofrecen cortes de carne a un precio mucho más económico que en los comercios habilitados.

“Ahí tiene que trabajar Bromatología municipal que tiene poder de policía, y desde las instituciones rurales exigimos que esa capacidad se aplique, porque la tienen. Hace un tiempo hablamos con el intendente y nos prometió que Bromatología se va a empezar a involucrar”, resaltó.

Siguiendo con las demandas y necesidades del sector, Ayçaguer se refirió a la entrega de drones que fueron enviados desde el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires el viernes para fortalecer el patrullaje en el ámbito rural y dijo que si bien “la tecnología siempre es bienvenida cuando se trata de fortalecer la vigilancia y los drones son una maravilla, hoy quizás las prioridades son otras”.

Entre las principales falencias que afectan el correcto desarrollo de las tareas contra los delitos rurales, el veterinario remarcó: “Los patrulleros están con poco combustible y con cubiertas viejas, los agentes policiales son pocos y no tienen visores nocturnos para la vigilancia de noche, por eso creemos que está bueno que se invierta, pero atendiendo a las necesidades”.

Por último, adelantó que en los próximos días la Mesa Agropecuaria local mantendrá una reunión con Mariano Arrignon, nuevo director de Caminos Rurales para atender la urgencia del sector debido a que “todavía hay campos completamente anegados”, por lo que buscarán “que se apresuren los trabajos para normalizar la situación”.