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15-05-2024

"Acá la gente vive con una paz y una tranquilidad asombrosas"

Miguel Gamondi se consagró en la Premier League de Tanzania, un país que no sólo es la tierra natal de Freddie Mércuri, sino que ha sido bendecido por la naturaleza.

Miguel Gamondi en su periplo de casi dos décadas por el continente africano tuvo su primera coronación con el Mamelodi Sundowns de Sudáfrica en 2006 y el más reciente este lunes con el Youngs Africans de Tanzania después de una campaña que batió todos los récords de la competencia y del club.


A tres fechas para el final los “Yanga” se coronaron luego del triunfo 3-1 sobre el Mtibwa Sugar de Turiani y este fin de semana intentarán seguir el camino de la doble corona cuando jueguen las semifinales de la Copa FA de Tanzania.


“Muy feliz, porque hemos roto todos los records. Les ganamos a todos los equipos; a todos les hicimos muchos goles, algo que no pasaba desde hacía muchos años” celebró Miguel apenas un puñado de horas después de su primera consagración en la tierra natal de Freddie Mercury.


“Hemos marcado casi 100 goles entre las competencias locales y las internacionales; ganamos todos los partidos de locales y al archirrival, el Simba, le ganamos los dos partidos 5 a 1 y 2 a 1, que hacía como 15 años que el club no lo conseguía” añadió.


“La verdad, ha sido una temporada espectacular. Nos queda llegar a la final de la Copa y tratar de ganarla también para terminar de la mejor manera” manifestó el DT olavarriense formado como futbolista en las inferiores de Ferro Carril Sud y que se inició como preparador físico al lado de Francisco Russo, primero en Racing y luego en los inolvidables equipos de El Fortín de comienzos de la década del ‘90.


Gamondi llegó a Africa de la mano de Oscar Fullone cuando arrancaba el siglo y ha trabajado en Túnez, Argelia, Marruecos, Sudáfrica, Burkina Faso y ahora en un país apasionante. No sólo es donde nació Freddie Mercury, sino un paraíso natural que cuenta con el Kilimanjaro (la montaña más alta de Africa), es el país del lago Victoria y el Tanganica, del Parque Nacional Serengueti y de la isla Zanzíbar.



Las dos varas



En el comienzo de temporada las expectativas del Youngs Africans estaban repartidas entre lo habitual y lo inalcanzable y con Miguel vistiendo el buzo de DT se consiguieron ambas.


“Este equipo es el más grande de acá. El año pasado también ganó la Liga y este año la aspiración máxima era jugar la Champions League de Africa, que hacía 25 años que no la jugaba. Entramos a la fase de grupos y clasificamos con dos de los equipos más poderosos, el Al Ahly de Egipto -que es el más grande de Africa- y otro equipo de Argelia que yo entrené y que ahora está muy fuerte” repasó Miguel.


“Parecía difícil la clasificación y nos clasificamos. Después no tocó en cuartos de final mi ex equipo, el Mamelodi de Sudáfrica, que es el otro equipo rico de Africa junto con el Al Ahly. Hace poco pagaron como 2 millones de dólares por un chico de Lanús. De locales fuimos muy superiores y no pudimos hacer la diferencia; de visitantes también empatamos 0-0, nos robaron escandalosamente y terminamos perdiendo por penales” añadió.


“Merecíamos estar en las semifinales de la Champions, así que con eso superamos las expectativas. Después, no es que me quito méritos pero no es tan difícil salir campeón con el equipo más grande en todos los países. Lo que me hace feliz y me pone orgulloso es cómo juega el equipo. Lo difícil es jugar bien y consistente todo el año y nos han considerado entre los mejores equipos del continente por lo que hicimos en Champions” expresó con orgullo.


Miguel interpreta este rendimiento como un homenaje póstumo a César Luis Menotti, su gran referente. “Sobre todo después de este golpe que nos dio la vida. Fue un maestro. He tenido la suerte de que Fatiga (Russo) me llevara a conocerlo; hemos estado juntos, hemos comido, hemos hablado mucho de fútbol” recordó.


“Mis grandes referentes, en este orden, son primero que todos Fatiga (Francisco Russo), después Menotti y después Angel Cappa. Son las tres personas que me marcaron” valoró.


Imprimir esta filosofía que dividió las aguas en el fútbol argentino, aunque por suerte últimamente con menos cuestionamientos a partir de la selección que hizo honor a ella en Qatar (antes y después también), no le resultó tan difícil.


“Lo sorprendente es que no costó, para nada. Acá, los anglófonos son más disciplinados que los francófonos. De hecho, la capital se llama Dar es-Salam, que significa La Ciudad de la Paz. Acá la gente vive con una tranquilidad y con una paz asombrosas. No se hacen problemas por nada, son muy amigables, e incluso la presión en el fútbol es muy distinta a muchos países, como por ejemplo en el norte de Africa” describió Miguel.


“Las dos hinchadas miran el partido juntas, cada una con sus camisetas, se cargan entre ellas y no pasa nada. Si perdemos un partido los hinchas nos esperan a la salida del estadio para sacarse fotos o pedirnos un autógrafo. Se vive una energía positiva muy linda” mencionó.


Tanzania no es Mónaco en cuanto a dimensiones, ni en cuanto a densidad demográfica. “Acá viven más de 65 millones de personas y cuando vamos a jugar al interior es una locura. Dar es-Salam está muy avanzado, pero cuando uno se sumerge en el interior es como viajar en el tiempo, a la verdadera Africa” dijo.


“De hecho pasamos por ciudades que no tienen electricidad, tampoco Internet y vemos chicos por todos lados jugando a la pelota como cuando nosotros éramos chicos en Olavarría. Un día le dije al presidente del club ‘acá hay una riqueza increíble’, porque los chicos no están todo el día con Internet. El único juego que tienen es una pelota de fútbol y tiene que haber muchísimo más talento” destacó.


Volver después del dolor


Miguel vive sobre la costa del Océano Indico, a una hora en ferry de la isla Zanzíbar, donde nació Freddie Mercury. El único destino turístico que se dio el gusto de visitar durante esta temporada en Tanzania. Después fue todo fútbol.


“Me encontré con jugadores muy técnicos. Acá la Liga permite 12 extranjeros y yo tengo 4 de Costa de Marfil que son muy técnicos, 2 de Congo que también tienen mucha técnica, uno de Uganda que a la técnica le agregan mucha garra, mucho físico y los locales también tienen mucha técnica, aunque han carecido de formación” reveló.


“Yo no sé si es por la humildad que tienen, o por una cuestión cultural de respetar a los mayores, pero no tenemos problemas con los jugadores que no juegan. Los ponemos, no los ponemos y nadie dice nada. Respetan las decisiones. Es un paraíso en ese sentido. No está contaminado como en otros lados” valoró.


Pasión no falta: “En Tanzania los 60 y pico millones de habitantes están divididos en dos, una mitad hincha por nosotros y la otra mitad por el Simba. Totalmente polarizado y cuando jugamos hay 60 mil personas en el estadio, que usamos los dos clubes”.


“Cuando nosotros vamos al interior salimos del aeropuerto y capaz que tenemos cuatro o cinco mil personas esperándonos y nos acompañan hasta el hotel con motos, corriendo” contó.


“Una vez fuimos a una ciudad pequeña, un lugar lejísimo, en unas avionetas chiquitas y aterrizamos en una pista de tierra, como las de los Parques Nacionales. Pensé que íbamos a estar tranquilos y fue una locura. Acá no hay nada más que el fútbol. Lo que me admira es el fanatismo que hay también en las mujeres” reflejó.


Del fútbol argentino, más allá de Messi, no se conoce nada: “Están con la prensa inglesa y la televisión de Sudáfrica, que es todo la Premier League de Inglaterra y un poco de España. Los que son muy futboleros tienen alguna idea del fútbol sudamericano, el grueso de la gente no tiene ni idea”.


Si bien Miguel vive y trabaja en un contexto ideal, su zona de confort está en la otra punta del continente africano. “Yo tengo contrato acá hasta junio. Pero estoy un poco lejos y no sabía con lo que me iba a encontrar” admitió.


Hace tres años había arreglado condiciones con el tradicional rival del Young Africans, el Simba, y tuvo que rescindir el contrato porque coincidió con la época en que se enfermó su hermano, aquí en Olavarría.


Fueron tiempos difíciles. “Terminé viniendo esta temporada porque tenía ganas de trabajar. Me había tomado un año sabático. Estaba un poco cansado, golpeado moralmente con la pérdida de mis viejos y de mi hermano, por los años de ausencia. Creo que me había pegado todo y en la cancha sentía que me daba lo mismo si ganaba, si perdía e interpreté que algo raro me estaba pasando” reconoció Miguel.


“Hasta se me empezaba a cruzar por la cabeza ‘ya está’. Yo perdí a mis dos viejos en tres días y a los dos años a mi hermano. Fue justo en la época del COVID; Marruecos estaba cerrado, no pude salir, no pude verlo, no pude despedirlo. Esos golpes no tienen explicación” reflexionó.


Miguel está solo en Tanzania. “Mi familia vive en España, mis hijos están en el colegio. Vinieron a pasar las Fiestas y se volvieron. Por eso arreglé por un año y ahora emocionalmente, por lo que me da el equipo, es para quedarse un tiempo largo, pero tengo que ver. Mi hijo más grande termina el secundario y se va a estudiar a Londres, el otro está jugando al golf y le quedan dos años de escuela” confesó Miguel.


Su zona de confort ya no está en la Argentina, ni en Olavarría: “Tengo mi casa y algunos negocios en Agadir y tengo otra casa entre Málaga y Marbella en España. Hago las dos, porque es muy fácil, pasamos de un lado al otro en coche o en avión en cuestión de minutos. Yo me siento muy bien en Marruecos, se vive muy bien en Agadir y ahí me siento como protegido”.

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