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04-09-2024

No pudieron ni los goles de Mbappé

Maxi Jara le prometió a su pareja Flor Peña en pleno 2022 que si la selección argentina levantaba la Copa del Mundo en Qatar iban a pasar por el altar.


Ni los tres goles de Kylian Mbappé, ni la fantasmagórica aparición de Randall Kolo Muani en el último minuto del tiempo suplementario de la final; ni el gol de "Andá pa'llá bobo" cuando todo tendría que haber terminado; ni el morenito australiano al que le quedó sobre la hora la pelota soñada en el borde del área chica del “Dibu” y mucho menos el árabe que la colgó de un ángulo pudieron con lo que el destino tenía reservado para Flor Peña y Maxi Jara.

 

La historia, que cuenta con un tercer protagonista que es “Franela” (su bellísima mascota), tenía un final cantado. Más allá de lo imprevisible (como casi todo lo que rodea al fútbol) que debía afrontar Maxi cuando prometió a Flor que iban a pasar por el altar si la selección argentina se consagraba campeona del mundo en Qatar.

 

No se trataba de una evasiva o de una convicción casi religiosa de su parte. Sí de un “correctivo” que, en pleno 2022, enganchaba el Mundial de Brasil con el que estaba a punto de empezar en el cercano Oriente.

 

“Fue un Mundial picante el de 2014 y lo miramos de punta a punta respetando nuestras ubicaciones frente a la TV. No se paraba nadie hasta que terminaran los partidos y ella -la señaló en el mismo tono de casi toda la charla- no tuvo una mejor idea que levantarse de la silla para ir al baño en pleno segundo tiempo de la final con Alemania. ¿Y qué pasó? Nos embocaron”.

 

Por supuesto que los reproches cada tanto regresaban en esos 8 años. “Lo mío es amor, porque si sigo después de esto es que te quiero, le dije” recordó Maxi y Flor siempre riendo a carcajadas.

 

Flor y Maxi convivían desde hacía unos 9 años. Siete años y pico después de aquella urgencia de ella habían comenzado los planes de casamiento.

 

“Siempre me decía ‘vos no te querés casar conmigo’, ‘sabés lo lindo que sería que me propongas casamiento’, ‘vos seguro que no te querés casar conmigo porque no me lo proponés’. Entonces le recordé que en 2014 se había parado de la silla y le dije ‘bueno, vamos a hacer una cosa: la Argentina va a salir campeón y yo me voy a casar con vos. Pero tiene que salir campeón, porque vos en 2014 te levantaste de la silla’. Era ese sufrimiento para que sintiera lo mismo que sentimos los futboleros cuando pasan cosas como la de la final de Brasil” planteó, acompañado por otra carcajada de Flor.

 

Por culpa de los árabes, el primer partido de Qatar terminó con la pena de Flor. “Lloraba, decía ‘no me voy a casar nada’, aunque en realidad estaba todo armado con las chicas de hockey de Estudiantes, que yo había entrenado durante mucho tiempo y volví a entrenar para un torneo un par de meses antes del Mundial” confesó Maxi.
 


 

Pasaron México, Polonia, Australia y llegó el duro partido con Holanda, que lo vieron los tres en el balneario de Reta: Maxi, Flor y “Franela”, que desde el comienzo del torneo transitaba los partidos sin preocupaciones, recostado al lado de la tele.

 

El espacio físico de las cábalas se había alterado, no los tres protagonistas. Hubo un corte de la señal de DirecTV, subsanado justo cuando los equipos estaban parados para los himnos.

 

Flor y Maxi regresaron a Olavarría con la clasificación bajo el brazo. Llegaba Croacia para una de las semifinales y terminó siendo el partido más tranquilo de todo el Mundial.

 

Maxi, entonces, se animó a pasar por una joyería para comprar el “solitario”, con la idea de ofrendar ese anillo a Flor después del partido con Francia.

 

Llegó a la casa y tomó sus precauciones: lo guardó en uno de los bolsillos del bolso de pesca que jamás se ha atrevido, ni le ha interesado abrir a Flor y armó una cuidada escena, en la que debía involucrarse “Franela”.

 

Su labor era ir después de que Messi levantara la Copa con una bolsita colgada del collar, echarse como lo había hecho siempre delante de la TV y que Flor viera el anillo.


El ensayo salió perfecto y hay un video que lo certifica.


“Era un asco el baile que le estábamos pegando en la final cuando en el minuto 73 a Flor se le ocurrió correr el ventilador de lugar porque el aire no le daba. La vi y la dejé. Llegó el 2-1 y lo dejé. En el 2-2 me levanté y lo puse donde había estado durante todo el Mundial” reportó Maxi.

 

Pasó lo que tenía que pasar, llegó el segundo gol de Messi y con el tercero de Mbappé retornó el llanto de Flor. “Decía ‘está escrito que no nos vamos a casar’, pero cuando quedó la de Kolo Muani con el Dibu ni se acordó del casamiento” sumó el novio, a merced en aquel minuto de la lotería de los penales.

 

Sucedió la perfección de los cinco argentinos, las manos de “Dibu”, los fallos de Kingsley Coman y Aurelien Tchouameni, la imagen soñada por millones de argentinos con Messi ofrendando la Copa del Mundo de la FIFA al cielo de Qatar, la emoción, los gritos, el llanto y el abrazo de Flor y Maxi.

 

Ninguno de los dos se acordó de la promesa. “Franela” sí. Fue hasta el bolso de pesca, esperó que Maxi la acompañara, recibió su mandado, hizo unos cuatro o cinco metros hasta la tele y se echó en el piso para que Flor viera lo que llevaba colgando en su collar.

 

Finalmente la boda entre Flor y Maxi se celebró el 20 de enero de 2024, frente al altar de la iglesia San Vicente.


  

 

 

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