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31-10-2024

Un día de pesca en familia en el Parque San Martín

Luis Ventimiglia, de Cocodrilo Fishing Team, visitó junto a su esposa, hija y nietos la laguna ubicada en 9 de Julio en busca de taruchas y carpas. Un espacio prolijo y muy cuidado, digno de conocer.

 

El domingo pasado, como no nos tocaba hacer ninguna nota, decidimos salir a pescar en familia. El objetivo era iniciar en la pesca a mi nieto menor Carmelito, de tan solo 3 años, quien me reclamaba constantemente una y otra vez que lo llevara a pescar (recordamos que Vicente mi otro nieto, de 9 años ya compartió muchísimas notas con el grupo).


Decidimos visitar el Parque General San Martín en 9 de Julio, en donde se encuentra una hermosa laguna alimentada por los desagües pluviales de la ciudad, y tan cercana que se puede ir caminando desde el centro.


Ya habíamos estado con el team haciendo una nota hace un año y quedamos embelesados por el lugar, con muchísima sombra y mucha actividad en nuestras cañas.


El contingente estuvo compuesto por mi señora Nora, mi hija Eugenia y mis nietos Vicente y Carmelo Toledo. Las mujeres del grupo se enamoraron del lugar, por su vegetación y su prolijidad, con espacio para comer un asado y con buena pesca.


Llegamos muy tarde, la condición para acompañarme de parte de las mujeres era no madrugar, así que comenzamos a pescar a las 11 de la mañana. Vale aclarar que ese horario, para la pesca de las dos especies que buscábamos (taruchas y carpas), es una de las peores del día.


En el lugar nos encontramos con Patricio Rodríguez, guía de pesca, que vive en la ciudad y como sabía que íbamos nos ubicó y tomamos unos mates juntos.


Tiramos cinco cañas, dos encarnadas para la carpa, a fondo, con pasta (casera) y con maíz, una con lombriz a fondo, una para tarucha con filet de pejerrey de fondo y una con boya plop encarnada con filet para también intentar con las reinas de las lagunas.


Pasó más de una hora sin pique. Los peques ya un poco desanimados mientras yo les insistía con que alguna íbamos a pescar.


De repente, la de spinning encarnada de fondo comenzó a llevar de una forma muy violenta, la encaño y a lo lejos el salto, y la corrida, una hermosa tarucha. Luego de una buena pelea la sacamos, las fotos de rigor y su devolución inmediata para que los niños vayan mamando de chiquitos la felicidad de que la misma regrese a su hábitat.


Pasaron otros 15 minutos y picó la misma caña, con una corrida un poco más suave. Se la di a Carmelito, por supuesto ayudándolo a tener un poco la caña, porque con sus tres añitos y su debut en el deporte todavía no estaba para pelear a la tarucha solito.


Luego de arrimarla hacia la costa y cuando estaba por levantarla, se escapó, pero la contamos como su primera captura por la pelea y por haberla arrimado hacia la costa, quizás si hubiéramos tenido un copo podría haberse sacado la foto con su ejemplar.


Mas tarde salió otra tarucha, también de fondo, lograda por mí, y luego de un intervalo de más de una hora sin actividad, en una de las cañas encarnadas para carpa una corrida tremenda, salimos apurados para llegar hasta la caña, la clavé y se la di a Vicente, salió con una velocidad tremenda hacia la derecha, lo cual indicaba que era una carpa muy linda, de por lo menos 4 kilos de peso, justo el pique fue en una caña telescópica viejita, pero el peque, ya con experiencia, se las arregló para acercarla a la costa, no sin esfuerzo.


Al llegar hacia mi lado, cuando yo iba a levantarlas, él quiso levantarla con la caña, lo que produjo un cabezazo de la carpa que quebró la fina punta de la caña y también quebró el anzuelo, dejándonos con las manos vacías para la foto, pero igual la felicidad de pelear con ese hermoso ejemplar nadie se la quita, y el destino del animal fue el mismo pues iba a ser liberado luego de la foto.


Luego de esta captura, nos dimos por satisfechos y luego de almorzar decidimos regresar.


La laguna es un ejemplo de que, con un poco de imaginación, en un municipio sin un lugar natural geográfico de turismo puede construirse uno de un nivel y belleza incomparables.


Solo con el recurso de redirigir los líquidos pluviales de la ciudad pudo lograrse un espejo de agua que ni con la sequía pudo dejar a ésta sin agua. Se necesitan años para lograr arboledas como las que tiene este lugar, pero si se piensa a futuro, puede ser ejemplo para ciudades que no tienen espacios naturales de estas características, que son nada menos que verdaderas escuelas de pesca para los más chicos y un lugar de esparcimiento para toda la sociedad.


Como en cada nota que escribimos, les pedimos que sean conscientes que tenemos que cumplir lo que la ley rige en medidas, cuotas y vedas de cada especie para aportar nuestro grano de arena y que en un futuro nuestros hijos y nietos puedan disfrutar de esta pasión tal como lo hacemos nosotros hoy en día. Y por supuesto dejar limpios todos los lugares a los que concurrimos, no cuesta nada llevarse en una bolsa toda la basura.


Hasta dentro de 10 días con otro relevamiento, abrazo pescador.

 

 

 

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