12-05-2025
¿Cuántas veces planeamos viajes a los mismos lugares de siempre? Argentina va mucho más allá de las postales típicas que todos conocemos. El país guarda secretos fascinantes en cada rincón.
Santiago del Estero: la Madre de Ciudades y sus misterios
Santiago del Estero, a veces olvidada en los planes turísticos convencionales, sorprende al visitante desprevenido. Al caminar por el Parque Aguirre, ese pulmón verde que se extiende junto al río Dulce, uno se cruza con familias disfrutando del mate bajo la sombra de árboles centenarios... casi imposible no querer unirse a la ronda.
Las tardes suelen teñirse de música improvisada. No raro que alguien saque una guitarra y se arranque con una chacarera en plena plaza, porque acá el folklore no es cosa de museo, sino parte viva del día a día. Hablando de museos, el de Arte Sacro “San Francisco Solano” guarda piezas religiosas increíbles, algunas que han sobrevivido viajes transatlánticos desde la época colonial. Recordemos que Santiago del Estero es la primera ciudad fundada en Argentina, por lo que historia le sobra. Si andás con tiempo, los micros a Santiago del Estero te dejan a mano para escaparte a las Termas de Río Hondo. Un chapuzón en esas aguas cálidas y te olvidás de todas las tensiones del año.
Capilla del Monte: entre cerros y ríos cordobeses
En Córdoba, mientras todos se agolpan en Carlos Paz, Capilla del Monte respira otro aire. Sí, muchos llegan por el famoso cerro Uritorco y sus leyendas de ovnis... pero la verdadera magia está escondida en la Quebrada de la Luna. Un lugar donde parece que pisás otro planeta, con formaciones rocosas que cambian de color según la hora del día.
"Vení temprano y llevate agua", suelen advertir los lugareños, consejo que conviene seguir a rajatabla. Las caminatas no son complicadas, pero el sol pega fuerte. Después, para recuperar energías, nada como probar un lomito completo en alguno de los bares de la plaza central. Y si te tocó un día caluroso, el dique El Cajón espera con aguas frescas y sombras generosas para la siesta.
El Bolsón: Patagonia sin selfies
El Bolsón existe más allá de esa cerveza que tomamos en la ciudad. Enclavado entre montañas, este valle rionegrino conserva ese espíritu un poco hippie, un poco artesanal que ya casi no se encuentra en destinos más comerciales. Su feria regional es un viaje sensorial: aromas de pan recién horneado, colores vibrantes de tejidos hechos a mano y el inconfundible aroma del lúpulo de producción local.
Un secreto mal guardado: buscá el punto donde se juntan los ríos Azul y Quemquemtreu. Dos corrientes, una cristalina y otra de tono verdoso, que conviven sin mezclarse por varios metros. Espectáculo raro que parece sacado de documentales, pero que acá ocurre naturalmente. Los lugareños cuentan que traía mala suerte fotografiarlo, aunque ahora todos lo hacen... por las dudas, mejor preguntar antes.
Londres: el norte con sabor a historia
Londres, en Catamarca, nada tiene que ver con la capital inglesa, salvo quizás el nombre. Esta pequeña localidad esconde un sitio que debería estar en todas las listas de maravillas nacionales: las Ruinas de Shincal. Un complejo arqueológico impresionante donde los incas establecieron una capital administrativa hace cinco siglos.
Lo curioso es la poca gente que lo visita, comparado con otros sitios arqueológicos. Caminando entre sus construcciones, con el valle a los pies y el cielo catamarqueño infinito sobre la cabeza, surge esa pregunta inevitable: ¿cómo lograron semejante obra sin tecnología moderna? Aprovechá para charlar con los artesanos de la zona, algunos todavía trabajan la lana con técnicas que vienen de generación en generación.
Sierra de la Ventana: un escape cercano
A veces la billetera o el tiempo no dan para aventuras lejanas. Pero desde Olavarría, la maravillosa Sierra de la Ventana queda a un tiro de piedra. Apenas 230 kilómetros separan la ciudad de este sistema serrano que parece sacado de otra provincia. La famosa "ventana" natural, ese agujero en la montaña que da nombre al lugar, se ve mejor al atardecer, cuando el sol la atraviesa creando un efecto único.
El Parque Provincial Ernesto Tornquist tiene senderos para todos los gustos y condiciones físicas. Lo interesante es que algunas plantas que crecen acá no se encuentran en ningún otro lugar del planeta... así como lo lees, especies exclusivas de este rincón bonaerense que de alguna forma decidieron que solo este era su hogar posible.
Estos destinos demuestran que no hace falta cruzar fronteras para sorprenderse. A veces, el viaje más revelador está a la vuelta de la esquina, o a un micro de distancia.