18-05-2025
“La Última Hoja” es una suscripción literaria que tiene el propósito de promover la lectura. Abril Precci y Carolina Testi son las responsables del proyecto desde hace 4 años.
Una suscripción literaria abre nuevos mundos y “La Última Hoja” trajo eso a Olavarría. Cada dos meses el suscriptor recibe en su casa un libro sorpresa, de editoriales independientes, elegido por Abril Precci y Carolina Testi, autoras de este proyecto. En los 4 años que llevan todavía no repitieron ninguna editorial.
Abril es trabajadora social y Carolina, economista. Se conocieron estudiando para completar una formación pedagógica, pero cuando Carolina le respondió a Abril una historia de Instagram sobre un libro comenzó la amistad. “La conexión que hubo fue por cada una de nuestras abuelas que eran muy lectoras, y ambas comenzamos a leer por ellas” recordó Carolina sobre este vínculo que se generó.
“El nombre era porque antes de empezar un libro leo la última hoja literalmente. No toda, pero la última frase o palabras” contó Abril, una curiosidad que no muchos lectores comparten, pero que hoy se convirtió en su marca personal.
A partir de esta costumbre, la frase de “la última hoja” fue pensada y repensada para encontrar más significaciones, como por ejemplo que al finalizar un libro siempre se comienza otro, por lo que la última hoja más que un final es la posibilidad de un nuevo inicio.
Este proyecto que comenzó con un café en Torcuato, una esquina emblemática de la ciudad que cerró recientemente, tiene ya 4 años y sigue en crecimiento. “Yo lo veo como una cuestión de federalizar la lectura” opinó Carolina Testi, que viene de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y consideró que Olavarría “no deja de ser un mercado que por ahí esas editoriales no lo tienen tan en cuenta. No todo surge en Buenos Aires y se puede difundir en Capital”.
Esparcir la lectura
Además de la entrega de la suscripción, que ya implica una gran logística, hay una labor muy grande en materia de comunicación. Primero y principal, cada libro que llega con la suscripción viene con una reseña elaborada. Para la misma, ellas leen el libro que eligieron con antelación, debaten, escriben e imprimen, para luego armar cada “bolsita” como le llaman ellas, que viene con el libro, la reseña y un señalador.
Pero no se detienen ahí, ya que “La Última Hoja” es además un newsletter para sus suscriptores. En el mismo, y durante los dos meses que se lee el libro, dialogan con la editorial y el autor, una edición dedicada a cada uno.
“Hablamos con la editorial sobre distintos temas: Cuántos ejemplares imprimieron, cómo conocieron al escritor, cómo eligieron la tapa, quién la diseñó, o cómo la construyeron” explicó Abril quien es la que se ocupa de este apartado. Por otro lado también hablaron sobre la impronta de cada una, ya que estas editoriales independientes suelen tener alguna especificidad temática o referida a los autores.
“La idea es que conozcan eso y hacemos recomendaciones de otras lecturas, o mandamos el link de la página web de la editorial para que también puedan conseguir los libros aparte” continuó la trabajadora social.
Por otro lado, con respecto a los escritores relataron que en muchas ocasiones pudieron realizar entrevistas personales y de esa manera acercarse desde otra arista a su obra.
“Una vez nos pasó que una escritora chilena era hija de unos amigos de mi abuela, algo re loco, y así conseguimos su número y le hicimos la entrevista” contó Abril sobre una anécdota que les sucedió.
Carolina reflexionó al respecto y dijo que “son gente muy sencilla, a veces uno tiene ciertos parámetros de un escritor y la verdad que cuando hablas con ellos te das cuenta que hasta tienen los mismos miedos. Cuestiones que uno cree que no les pasa y al final sí, como por ejemplo, trabarse al escribir”.
Además de un newsletter, en un momento tuvieron un espacio para encontrarse al estilo club de lectura, pero decidieron no hacerlo más al descubrir que muchos tal vez no llegaban a terminarlo y por eso decidían no participar, o era muy dificultoso coordinar un horario para que pudiera la mayoría. A pesar de esto mantienen al menos uno o dos encuentros anuales.
“Nosotras siempre hablamos de lecturas compartidas, ya que son 50 personas leyendo lo mismo en simultáneo” expresó Abril, algo que dijo que pasa con las series por ejemplo, pero que es raro en la literatura.
Esta lectura compartida no se da sólo a través de ellas, sino que se generan “microgrupos” dentro de la suscripción, ya que amigas, familiares o parejas se suscriben para compartir esas lecturas. “Nos pasó que a una persona, el novio y la cuñada le regalaron la misma suscripción” recordó Carolina sorprendida y feliz por esa coincidencia.
Cerrar el libro y comenzar un proyecto
Propio de su formación, lo primero que hizo la economista fue un estudio de mercado. Con el dato ya de que no había ninguna dinámica igual en Olavarría “¿Qué es una suscripción literaria?¿Qué libros hay?¿Cuántas librerías hay acá?¿Qué bibliotecas populares hay acá? Empezamos a analizar el mercado del libro tanto por fuera como dentro de la ciudad” explicó Carolina Testi sobre el estudio realizado.
El primer libro fue “Una Partida de Ajedrez” de Stefan Zweig, ya que, para iniciar, consideraron que debían ir por algo que fuese lo más transversal a los gustos de los lectores, debido a que era un público que aún no conocían.
Así comenzaron con la editorial Godot, y desde entonces mantienen la tradición de no repetir. Iniciaron con 15 suscripciones de familiares y amigos, y llegaron a tener hasta 70. Durante el último tiempo tuvieron que poner un límite de suscripciones en 50 por una cuestión de logística, según ellas para brindar un buen servicio.
Por otro lado, la bimensualidad de la suscripción es una decisión que va más allá de la logística, ya que ellas entienden que en un mes tal vez no te das el tiempo de leer. “Nuestra dinámica es que si te gusta esta editorial, podemos ahora conseguir otro libro, relajarnos un poco con eso y que esa lectura sea disfrutable.” explicó Carolina Testi.
Un proyecto que aspira a seguir creciendo en los siguientes años ¿con una biblioteca tal vez? ¿Ampliando los suscriptores? ¿Editando libros? ¿Comunicar mediante un medio propio? Las ideas sobran, lo cierto es que hoy La Última Hoja incorporó algo novedoso para la Ciudad, y a pesar de que el final de un libro sea un cierre, es siempre la previa al inicio de otro, como busca esta suscripción.