21-05-2025
El 21 de mayo de 2005 Racing le ganaba 1-0 a Juventud en Pergamino y lograba el primer ascenso de un equipo olavarriense al Argentino “A”.
Fotos: Horacio, Marcelo Kehler y Verte.tv
La helada tarde del 21 de mayo de 2005 en la cancha de Argentino de Pergamino había comenzado a gestarse en una no menos gélida noche de julio de 2002.
Como casi todas las noches de julio en Olavarría: fría, húmeda, con una niebla que apenas permitía divisar lo que existía más allá de la esquina más próxima, dos dirigentes de Racing se acercaron hasta la redacción del desaparecido diario El Popular.
Se anunciaron ante la telefonista, la “Negra” Isabel. Querían hablar con el encargado de cubrir el fútbol local. Subieron por el ascensor hasta el tercer piso y aparecieron en la sección Deportes José Lucio Paramio y Oscar Saldías.
Tenían una inquietud que se terminó convirtiendo en una nota periodística, que salió al otro día en la portada del suplemento deportivo.
“Queremos jugar el torneo Argentino ‘B’, pero los dirigentes de la Liga no lo permiten. Dicen que Hinojo, como campeón, es el único que puede representar a Olavarría” planteó Saldías.
Audaz, visionario como fue toda su vida, “Popa” dio un paso más. “Olavarría necesita un equipo en el Argentino ‘A’ y si nos dejan participar ese va a ser Racing, porque tenemos el mejor estadio y la mejor hinchada” proclamó fiel a su estilo, con esa voz aguardentosa.
Para la Liga fue imposible resistirse al reclamo y finalmente Racing consiguió su plaza para el Argentino “B” 2002/3. “Es un delirio, en seis meses se termina todo” auguraban algunos colegas desde la casa de la calle Dorrego
Los primeros pasos
Y Racing apostó fuerte en la conformación del plantel. En el primer amistoso, en Saladillo, con Luis Barbieri como DT probó a un marcador central de Rauch fuerte como el quebracho (Ariel Barth), a un defensor (Alexis Ferrero), un delantero (de apellido Giliberto) recomendados por Rodolfo Bertolotto y a un volante que llegaba desde Córdoba (Leopoldo Jacinto González).
Barth y Giliberto pasaron el examen con holgura, Ferrero deslumbró (pero no pudo firmar, llegó al año y un tiempo después terminaría jugando en River). González no convenció y recaló en Hinojo.
“Vamos a formar un equipo para ascender al Argentino A” repetía “Popa”, que a las pocas semanas no pasó por la redacción de El Popular, pero llamó por teléfono para anunciar un refuerzo impactante desde Punta Alta.
“Arreglamos con Federico Nieto y nos recomendó un pibe que se llama Sergio Escudero. Dice que juega de volante por la izquierda, que estuvo en las inferiores de River y tiene muchas condiciones. Pero no lo conocemos” comentó el líder de la dirigencia chaira.
“Traelo con los ojos cerrados. Lo vimos contra El Fortín el año pasado y la rompe” fue la respuesta. Racing lo pudo sostener sólo un semestre, después se puso las camisetas de Olimpo, Independiente, Argentinos Juniors, Corinthianas.
Llegaron Barth, Nieto y Escudero, estaban Iván Colo, Nacho Gómez, Pablo Ponce, el “Purre” Cardoso, Luciano Lede, Carlos Tavare, Carlos Tavernini.
Una tarde, durante una práctica en la cancha de El Provincial, Cardoso llegó con un zurdito de Azul para que lo vieran, del mismo club que formó a Franco Mastantuono (River de Azul): se llamaba Adrián Rodas y había estado en las inferiores de Ferro Carril Oeste. Dejó a todos con los ojos como el dos de oro.
Racing debutó con un empate ante Hinojo en la cancha de El Fortín, empezó ese Argentino “B” jugando como local en la cancha de Ferro y convocaba multitudes todos los partidos. Se enfrentó sucesivamente con Hinojo, Villa del Parque de Tres Arroyos, Independencia de Gonzales Chaves, Rosario Puerto Belgrano, Ministerio de Quequén, Banfield de Mar del Plata.
Para la segunda y tercera fase volvió al “Buglione Martinese”, con Fabio Almirón como DT, y por una brutal acción de la barra brava en un partido con Rosario Puerto Belgrano debió mudar a Tandil su localía para jugarse la clasificación con Independencia.
Y se despidió del torneo de la manera más cruel: por un gol de Claudio Auzmendi moviendo desde la mitad de la cancha después de haber levantado un 0-2 y de tener a su rival contra las cuerdas.
Para el torneo local sí llegó Alexis Ferrero y -como sucede muy de vez en cuando- de Ferro Carril Oeste apareció un pibito desconocido que se convirtió en leyenda. Tenía 18 años, hizo goles de todos los colores en una prueba con Ingeniero Newbery de La Madrid. Se llamaba Oscar Altamirano.
Racing ganó los torneos locales invicto, con un tránsito arrollador, volvió a reforzarse para el Argentino “B” como para ascender (sin Ferrero) y su tránsito llegó hasta Lincoln, donde El Linqueño lo goleó en el partido de ida de la segunda fase de la ronda final y no lo pudo revertir en la revancha como local a pesar de sacar 3 goles de ventaja en media hora.
El Argentino VIP
En medio de esto, a pedido de los gigantes del interior que habían caído a sus ligas de origen, el Consejo Federal decidió copiar el Argentino B desde el formato del Argentino A, con un selecto grupo de equipos invitados.
Ocho zonas de 6 equipos, con clubes que hoy tienen un lugar de privilegio en el fútbol argentino: San Martín de Tucumán, Chaco For Ever, Patronato, Central Córdoba de Santiago del Estero, Central Norte de Salta, Gimnasia de Mendoza, Estudiantes de Río Cuarto, Deportivo Madryn.
Por esta región eligió a Alvarado y Banfield de Mar del Plata, Santamarina y Grupo Universitario de Tandil, Sporting de Punta Alta.
Y Racing jugó tan fuerte como nunca lo había hecho, empezando con la contratación del entrenador: Hugo Tenaglia, que venía de llevar a Huracán de Tres Arroyos de la liga local a la Primera “B” Nacional.
Así empezaron a llegar refuerzos de renombre: Víctor Sieracki (que había ascendido con Huracán de Tres Arroyos), Agustín Rando (inferiores de Gimnasia), Tati Saavedra (ex Rafaela, Racing de Avellaneda, Argentinos y Olimpo), Hernán Pedraza (ex Gimnasia, Brown de Madryn, entre otros), el “Gordo” Carlos Agüero desde la Patagonia.
También apuntó a dos nombres grosos de la Liga de Sur: el talentoso zurdo Alejandro Sepúlveda (ex Sporting y Liniers) y a un lateral izquierdo al que le sobraban pergaminos, Mario Martínez, que solía ir a los entrenamientos y a los partidos con su pequeño hijo Lautaro, que vivía todo el día con una pelota bajo el brazo y -a diferencia de su padre- tenía sueños de delantero goleador.
La búsqueda del segundo marcador central se iba haciendo cada vez más compleja y sobre el cierre del libro de pases llegó un juvenil cordobés que no había tenido demasiados minutos en Cipolletti.
Un tal Mauro Palomeque, que por una cuestión de tiempos no pudo estar el domingo a la mañana del debut: el 4 de octubre de 2004 en Tandil, frente a Santamarina.
Fue derrota 2-1, el equipo no anduvo para nada bien, pero -como el fútbol está lleno de golpes fortuitos- por la no habilitación de Palomeque tuvo que jugar un pibe de El Fortín que había llegado para completar el plantel: Roberto Tucker. Y no salió nunca más. Del equipo y de la historia de Racing.
A pesar de la derrota, en la segunda fecha con Alvarado la cancha de Racing explotaba de gente. Partido cerrado y feo, como todos esos clásicos de la primera década de este siglo, que se abrió con una aparición de Tucker en el área contraria.
Desde entonces el equipo no paró más: otra cerrada victoria ante un poderoso Banfield, un gran triunfo en Punta Alta con dos goles de Altamirano.
Así hasta quedar entre los dos primeros y meterse en las semifinales del “Apertura”, donde barrió en dos partidos inolvidables a Huracán de Comodoro Rivadavia y se ganó el derecho a jugar la final con Bancruz de Río Gallegos, que se había sacado de encima a Banfield.
“Ustedes viajan en avión, nosotros en micro, pero igual les vamos a ganar” chicaneó en la previa el intendente Helios Eseverri al presidente Néstor Kirchner, con quien había entablado una relación muy cercana tras aquel acto en la Plaza Central un par de años antes.
Así fue: 2-1 en Río Gallegos con goles -de quién si no- de Oscar Altamirano y 3-0 en la revancha con goles de Ponce, Altamirano y Rodas.
Otra noche memorable aquella del 22 de diciembre de 2004 y otra vez con el cartelito “no hay más localidades” para un lleno total en el “Buglione” y Racing campeón del “Apertura”, con cuatro chances de ascenso al Argentino “A”.
En el torneo Clausura el equipo sufrió algunos cambios (se fueron Sieracki, Rando y Martínez, llegaron Senzacqua y Orellana), adoptó un estilo más abierto, mereció ganar mucho más de lo que ganó y terminó en la mitad de la tabla.
Racing estaba al fin ante el desenlace soñado aquella noche de julio de 2002 y volvió aenfrentarse con Huracán de Comodoro Rivadavia en las semifinales por el ascenso.
En la ida sólo ganó en Olavarría 2-0 por una descomunal actuación de Julio Chiarini (después, histórico suplente de Barovero en River), perdió 3-1 en el Sur y cayó en los penales.
Recaló en la rueda de perdedores y la segunda chance fue la vencida, con Juventud de Pergamino.