25-05-2025
A un cuarto de siglo del primer título de Estudiantes en la Liga Nacional de Básquetbol uno de los principales dirigentes de aquella epopeya, Pedro Reyes, así lo rememoró.
Foto: Sergio Hernandez, Pedro Reyes, Daniel Trapani, Gabriel Rossato y Raúl Méndez.
A principios de los 90, Estudiantes nadaba en las aguas del viejo TNA entre peces gordos de la historia de la Liga como San Andrés, Libertad, Echagüe, Ben Hur y Obras, entre otros.
Precisamente ante el «Tachero» fue que el conjunto bonaerense disputó la final de la temporada 1995/96, que terminó con victoria por 3 a 1 para el elenco de Núñez.
Sin embargo, el Bata compró la plaza de Luz y Fuerza de Posadas en la Liga Nacional y a partir de la 1996/97 se dio el gusto de competir con los mejores y escribir su rica y propia historia.
“Compremos la plaza de Luz y Fuerza de Posadas. Podemos trascender en la Liga Nacional si trabajamos seriamente”. La frase, que pertenece a Heriberto Schonwies, ex entrenador de Estudiantes de Olavarría, sólo había encontrado un adepto inmediato en el dirigente Daniel Trapani allá por 1996.
Detrás del recordado “Gordo” había un grupo de cinco o seis personas que decidieron acompañarlo y que el 25 de mayo de 2000 tuvieron su premio. Uno de esos entusiastas fue Pedro Reyes, quien dialogó con Verte a 25 años de aquella inolvidable hazaña.
"Para mí es la gesta deportiva más importante para Olavarría” remarcó en el inicio de la charla para luego rematar que “además fue la mejor final de la historia de la Liga Nacional de Básquetbol”.
Uno de sus fundamentos para postular ese título en el primer lugar fue el fuste del rival. “Le ganamos al mejor Atenas. El de Milanesio, Campana, Osella, Palladino, Labaque entre otros. Un tremendo plantel”, reconoció.
Los inicios y el armado del plantel
Reyes repasó cómo se gestó aquel equipo. "Comenzó con la compra de la plaza a Almafuerte de Posadas. Después fuimos creciendo de a poquito hasta que lo trajimos a Sergio, mérito grande del querido Gordo (Trapani), querido por pocos. Necesitó morirse para que se dieran cuenta lo que hizo, nosotros éramos un grupo de muchachos entusiastas que acompañaba el ritmo de Daniel, pero el gestor, el mentor de esta hazaña fue él, bien vale reconocerlo una y mil veces” destacó.
Rubén Rubiolo, que había tenido contacto en Sport Club de Cañada de Gómez, recomendó a Sergio (Hernández).
“Recuerdo que nos reunimos un sábado por la tarde y nos pusimos de acuerdo rápidamente. Él tenía prácticamente cerrada su continuidad con Regatas de San Nicolás, pero lo sedujo el proyecto. Ahí se empezó a gestar esto que para mí fue único e irrepetible, creo que nunca más se volverá a ver” sentenció el ex directivo.
Durante la conformación del plantel surgió el nombre de Rubén Wolkowisky. El “Colo” había rescindido su contrato con Boca y era una apuesta importante.
“Nunca dudamos, había tenido algunos problemas también en Quilmes y luego se sumó lo de Boca, pero Sergio confió mucho en él. No dijo vamos a darle una oportunidad y los resultados están a la vista. La rompió y no le erramos" sostuvo.
Durante ese pasaje de la charla y con respecto a la conformación de la plantilla, interrumpió con una anécdota.
"Sergio nos pidió a Víctor Baldo y nosotros ni lo conocíamos. Era un pibe que comenzaba, pero no estaba en el radar. Recuerdo que nos dijo nos va a dar mucho” reflexionó.
Y agregó que “nos sorprendió que nos pidiera a Víctor y mirá como terminó. Metió un doble clave, varias tapas en ese séptimo juego. Bueno así se fue formando un lindo equipo para lograr algo impensado".
“Hoy por el tema económico sería imposible armar un equipo así. Los americanos de aquella época ganaban 12 mil dólares por mes. Cómo haces para pagar ese dinero hoy, cuándo la esponsorización es cero. Y voy a ser duro con la empresa Loma Negra” expresó.
“A nosotros nos costó un montón que nos pusieran un poquito. En aquel momento éramos nosotros, y los muchachos del fútbol de Racing, nadie más. Es raro porque hoy por ejemplo ves su imagen en la cancha de River o en la camiseta del equipo de básquet y acá todos los dirigentes que fuimos a buscar algo casi nunca lo logramos” sentenció Reyes.
El hincha
Más allá del rol de dirigente, Pedro contó cómo vivió esa gran definición. “La serie la viví bien desde adentro porque yo viajaba con el equipo y compartía muchos momentos con ellos” dijo.
“Por diferentes motivos me tocó estar en los tres partidos en Córdoba donde disfruté y sufrí junto a los jugadores. Ni hablar acá en Olavarría” contó.
También sumó “en un momento antes del inicio del último juego intenté ir arriba, quería tener un panorama desde ahí y sinceramente no pude avanzar ni un metro, era imposible de la cantidad de gente que había".
En ese instante detiene su crónica para contar otra de las apostillas que dejó ese hecho histórico. “Previo al séptimo estuvimos dos días prácticamente encerrados en la oficina, porque la capacidad del estadio no iba a dar para semejante cantidad de gente. Tuvimos que trabajar y reunirnos con muchas personas para garantizar el partido” confesó.
Pedro Reyes tomó un poco de dimensión de lo que podría ser el séptimo juego cuando arribaron a la Ciudad después del sexto partido y así lo recordó: “Cuando vinimos de Córdoba la gente estaba enfervorizada por el séptimo y quería acompañar al equipo”.
“Días antes del partido recuerdo gente instalada con sillas en la avenida central para comprar su ticket. Una locura", resaltó.
Sus preferidos
Al momento de destacar algún jugador que lo haya sorprendido de ese plantel, el ex dirigente reparó en primera instancia en el goleador, J.J Eubanks.
“Como profesional dentro de la cancha un crack, una capacidad goleadora como pocas veces se vio, pero muy difícil para tratarlo” expresó.
Y sumó que “a tal punto que salimos campeones y Sergio lo cortó. Ya la historia se hizo conocida, pero en uno de los partidos con Atenas le sacudió una botella de agua mineral y la reventó contra la pared.
“Lo agarraron entre el Colorado y el Lolo Farabello y lo pusieron con las patitas en el aire a Jey, era muy difícil” indicó.
“Después, un distinto fue Dani Farabello. Un profesional cien por ciento tanto dentro como fuera de la cancha” destacó.
“Se me hace difícil nombrar algunos porque no puedo dejar afuera al Colorado o al Lobito. Gustavo (Fernández) un señor, un fenómeno y un jugador que se tenía que meter la bola abajo de la camiseta para que pasaran los 24 no lo dudaba” y se detuvo allí porque sinceramente empezó a nombrar uno por uno.
Ese jueves 25 de mayo de 2000 ya entrado el viernes Olavarría no durmió y los festejos se trasladaron al centro de la ciudad. “Todo era una locura, además en aquella época el básquet tenía mucha difusión. Vinieron todos los medios nacionales a la ciudad. Fue una noche muy larga. Se disfrutó muchísimo, pero al otro día Sergio estaba rearmando el equipo para la próxima temporada” señaló.
La tarea ingrata de ser directivo
Los dirigentes deportivos en su gran mayoría son el foco de atención cuando el proyecto no camina o cuando no se consiguen los resultados.
Hoy alejado de ese rol Reyes hace referencia a esa tarea: “Si no haces nada no te critican, el dirigente siempre es criticado. Lo primero que se dice es que se roban la plata”.
“A nosotros lo único que nos quedó es la gloria y el trofeo. En el básquet el jugador es autónomo, firma un contrato por 10 meses, cuando lo cumple queda libre y puede firmar con cualquier otro equipo. No es como en el fútbol que hay transferencia y al club le deja dinero, a nosotros no nos dejaban nada, solo la gloria y el trofeo que está en las vitrinas”, sentenció.
“Fue una campaña relativamente efímera, pero memorable porque era un éxito tras otro. Todo lo que jugábamos lo ganábamos” remató.
“No money, no play”
J. J Eubanks, fue el jugador estrella de Estudiantes campeón sin embargo fuera de la cancha la relación del mundo bataraz con el extraordinario refuerzo estadounidense resultó más que compleja.
Pedro Reyes tiene mucho en su memoria y no todos los momentos fueron agradables.
“Previo a un partido ante Estudiantes de Bahía Blanca no viajó porque estábamos atrás y nos dijo la famosa frase 'no money, no play'. Salimos a buscar el dinero por todos lados, lo logramos y se lo llevó a Bahía” contó.
“Lo embarcó en avión a Comodoro el domingo jugó ante Gimnasia y metió 42 puntos. Fue una época hermosa, pero a su vez dificilísima para nosotros. Adquirimos préstamos bancarios a nivel personal y otras deudas más, una locura, pero una linda locura de 5 o 6 locos lindos que nos atrevemos a hacer semejante despliegue. El Gordo (Trapani) tenía sueños de NBA y nosotros lo seguíamos” valoró.