04-08-2025
Este domingo con la presencia de la familia de “Tito” Alonso (quien se recupera de una intervención quirúrgica) se hizo el puntapié inicial del campeonato de la LFO que lleva su nombre.
Fotos: gentileza familia Alonso
Cuando aún no habían nacido Javier Saviola, ni Julián Alvarez llegaba desde Azul a Olavarría para jugar en Ferro a fines de los ‘60 un pibe que prometía y que con la historia completa tenía un poco de uno y otro poco del otro.
No respondía al biotipo del centrodelantero “ropero”. Este era pequeño, escurridizo, mortal en el pique corto y con una letalidad en la definición que no tardó en proyectarlo a la selección primero, a Lanús más tarde y a los clubes más importantes de la región después.
Con José Ramón Palacio (el padre de Rodrigo) y Alejandro Barberón (campeón del mundo con Independiente en 1984) desde Huracán de Tres Arroyos conformaron una de las mejores delanteras en la historia de la provincia de Buenos Aires.
De regreso jugó en Racing, contribuyó con sus goles a la clasificación de Loma Negra para el primer campeonato Nacional, se puso la camiseta de un Hinojo que estuvo muy cerca del primer campeonato antes de la primera vuelta olímpica, una década más tarde.
Hizo tantos goles y tan seguidos que ni a los estadígrafos les dio tiempo a registrarlos. Ese voraz goleador era José Antonio “Tito” Alonso, cuyo nombre lleva más que merecidamente el campeonato de primera división de la Liga de Fútbol de Olavarría.
Este domingo con la presencia de su familia (“Tito” se recupera de una intervención quirúrgica) antes del partido entre Ferro y Municipales en el "Domingo Colasurdo" se hizo el puntapié inicial, sobre la misma gramilla donde empezó la leyenda de uno de los más grandes goleadores del fútbol bonaerense.