31-08-2025
Pedro Chirino es un artista circense de la Ciudad. Los desafíos de la autogestión. Su historia personal y la familia que lo acompañó.
Para Pedro Chirino el arte escénico forma parte de su vida desde que nació. “Siento que una vez vi a alguien en la escuela haciendo malabares que después no hizo más” recordó sobre ese descubrimiento que con el tiempo lo llevaría a las artes circenses.
Los padres de Pedro son personas dedicadas al teatro, algo que fue fundamental para el artista que conocemos hoy: “Iba a los encuentros de teatro donde estaba mi vieja, los muestreos en los que estaba mi viejo, inclusive a la escuela municipal de teatro en su momento. Pero yo jugaba al fútbol” recordó sobre su infancia y adolescencia.
Apenas salido del secundario emprendió un viaje vertiginoso hasta llegar a Machu Picchu. Esta aventura, que la hizo en menos de dos meses con la energía que lo caracteriza cuando se propone algo, fue muy importante para su conformación artística: “Empecé a ver que había personas que se dedicaban a eso y que era posible hacer circo también” recordó.
Así emprendió un camino con sus altas y bajas que hoy lo tienen como un exponente del circo y las artes escénicas en Olavarría. “Hay un fuego interno porque confiamos que es posible vivir del y con el arte en Olavarría” afirmó el circense sobre el por qué de su trabajo diario.
Del semáforo al escenario
Abandonar el semáforo para buscar profesionalizarse fue todo un desafío. “El primer click fue que no sentía que ponía en valor todo mi conocimiento, mi trabajo, mi ensayo y mi entrenamiento” expresó, aunque aclaró que le debe mucho a su experiencia en semáforos.
“Para mí fue muy importante nombrar lo que estoy haciendo, escribir sobre ello y eso me permitió empezar a dictar clases y así salir del semáforo” reflexionó el circense. En ese momento empezó a tener un ingreso más estable ya que “le podía poner un valor a la clase y quien la tomaba aceptaba ese valor sin cuestionarlo” dijo.
“Me acompañó un contexto en el cual yo tenía un hogar adónde ir” remarcó sobre el apoyo de su familia para hoy poder vivir de su arte “me dieron la libertad de intentarlo y me acompañaron hasta que yo pude armarme” expresó el artista.
Otro punto importante de ese pasaje fue la preparación física para las acrobacias que demanda el Circo, que son muy exigentes y en algunas épocas hay ensayos de entre dos y seis horas. “Hay trucos o secuencias que necesitan un cierto nivel de entrenamiento y mucho tiempo. A veces estás un año, año y medio para sacar uno” explicó.
“Me di cuenta en un momento que necesitaba tener una rutina y una planificación semanal que me permitiera rendir, hoy entreno y elongo todos los días. También una buena alimentación y no tomo alcohol” contó el circense sobre cómo entendió el trabajo necesario que hay detrás para ser un profesional.
Otro de los puntos en los que giró la entrevista tiene que ver con la posibilidad que brindan las redes sociales de mostrar el detrás de escena, con la contracara de parecer que esas acrobacias espectaculares se consiguen rápido y sin demasiado esfuerzo, propio del consumo rápido de redes y en contrapunto con el trabajo real que hay detrás de esta disciplina.
La triada de proyectos
Hoy Pedro es un artista con diversos proyectos en marcha que engloban su quehacer artístico. En esos proyectos afloró otro lado suyo y de los artistas independientes que tiene que ver con la autogestión de su arte, que no sale gratis.
Por un lado nos habló de “Chamula”, donde hicimos la entrevista, ese proyecto de espacio cultural que su propia madre comenzó con un grupo de personas, y que hoy lo encuentra como parte de la comisión directiva.
Por otro lado “Circo Ancestral” una compañía de circo con su compañera que los llevó a presentarse en distintos lugares fuera de Olavarría y por último “Trifulca Producciones” más centrado en la generación de obras de artes escénicas.
En estos proyectos y otros que lo han acompañado a lo largo de su carrera artística, Pedro rescata que uno se hace con la experiencia, ya que tiene que resolver cuestiones que no necesariamente son artísticas, sino que tienen que ver con la administración y gestión de recursos.
La desafiante autogestión
“No hay dinero, bueno, ¿a dónde hay que ir a buscarlo? no hay un lugar de ensayo, ¿qué hacemos? Bueno, creamos un espacio, buscamos un galpón” ejemplificó Pedro y dijo que esa autogestión “también nos ha llevado a ser muy creativos”.
“Siempre digo que como independiente sos artista y estás en escena pero eso termina siendo casi a lo último, antes pasaste por ser productor, director, maquillador, vestuarista, escenógrafo, administrativo, contador…” graficó.
Por otro lado, remarcó la importancia de la ayuda que reciben: “Mucha gente que en ese silencio que tampoco quieren ser ni reconocidos ni nada, pero nos ayudan económicamente, nos dan una mano en una jornada y así la autogestión viene en paralelo con lo colectivo” reflexionó.
Olavarría está creciendo, en población e infraestructura, y los artistas buscan canalizar esos públicos hacia producciones de índole local, con personas e historias de la Ciudad. “No tenemos públicos abundantes que busquen una cartelera teatral” evidenció.
“Por ahí no hay cultura de venir a ver arte en Olavarría o no tanta como nosotros querríamos. Entonces, a veces llenar salas de 80 personas es un montón y cuando después hay repercusiones sobre el buen nivel nos alegra, porque uno vive del público” reflexionó.
Otro de los desafíos es exportar estos espectáculos y artistas hacia otros lugares, algo que potencia y refuerza la producción olavarriense. Pedro Chirino expresa en ese sentido que uno de sus sueños es formar parte de una carpa de circo itinerante en un futuro, más allá de que hoy tiene su cabeza en seguir caminando tres grandes proyectos.
“Chamula cada vez crece más, Circo ancestral cada vez crece más y Trifulca cada vez crece más” aseguró convencido. “Estoy agradecido con todo lo que está pasando. Hoy puedo vivir del arte y con el arte y para mí eso es un privilegio” sentenció.