31-08-2025
Olavarría tiene un largo listado de edificios históricos. Lo público tiene una tácita protección, en cambio hay centenarios inmuebles privados que se encuentran a merced del mercado inmobiliario.
Probablemente si algunos intendentes de Olavarría hubiesen sido emperadores de Roma el Coliseo hoy sería no más que una imagen reconstruida por inteligencia artificial o un dibujo ya sepia armado en función de registros que lograron trascender a través de los siglos.
No fue Olavarría (en tiempo pretérito el informe suena más justo) una sociedad preocupada por el legado de sus edificios históricos y el caso emblemático por excelencia es el bellísimo Monumento al Trabajo, víctima de las garras de las topadoras por una decisión del intendente de entonces, Carlos Víctor Portarrieu.
Hoy significaría un espacio de regocijo visual. Su vida fue muy breve, de menos de 30 años. Desde el 12 de octubre de 1938 hasta mediados de la década del ‘60 fue testigo de la vida de los olavarrienses en su emplazamiento de Avenida Pringles y República del Líbano.
Obra cumbre del genial artista Leopoldo Boccazi, durante el acto inaugural el intendente de entonces Amadeo Grimaldi valoró que “el Monumento al Trabajo, que tantas horas le robó a su sueño, quebrantando su salud y perturbando su tranquilidad, lleva en sí toda la concepción de su alma de artista, la majestuosidad de su inspiración y la perfección de su experiencia en el manejo del cincel”.
En 1964, encandilado con las luces del progreso, el intendente Carlos Víctor Portarrieu lo consideró como un estorbo en su concepción sobre las vías rápidas en materia de circulación y terminó convertido en escombros ante la arremetida de la maquinaria pesada.
No fue diferente el destino para el bello edificio que existía donde hoy se levanta un supermercado de capitales franceses en la calle Rivadavia, frente al Palacio Municipal.
La ordenanza
“Hay gente que se está ocupando” valoró el arquitecto Mario Arabito y es verdad: concejales están trabajando en darle musculatura legal a la ordenanza 3 9 3 4 / 1 6, que tras un veto y contraveto durante la gestión de Ezequiel Galli al frente del Ejecutivo Municipal está en una especie de limbo legal.
La norma, tal como fue presentada y aprobada por unanimidad en el HCD, impulsa “un marco legal referente a la determinación, preservación, restauración, promoción, acrecentamiento y transmisión del Patrimonio Histórico Cultural del Municipio de Olavarría (PHCMO)”.
Dice que estará constituido “por el conjunto de bienes muebles e inmuebles, tangibles e intangibles, materiales y simbólicos que fueran generados o se encuentren ubicados en el ámbito territorial del distrito de Olavarría, urbano o rural y que, por su significación definan la identidad y la memoria de sus habitantes, con independencia de la titularidad y régimen jurídico de los mismos. Dichos bienes son preservados por la presente Ordenanza a fin de ser transmitidos a futuras generaciones”.
Quedaron sujetos a esta clasificación “bienes inmuebles de significación por su valor arquitectónico artístico o de importancia cultural, conjuntos y monumentos, sepulcros y lugares históricos”.
En el mismo orden aparecen “yacimientos arqueológicos y paleontológicos, piezas de arqueología, antropología, etnografía y paleontología y piezas de zoología, botánica, mineralogía y anatomía”.
Refiere también a “bienes muebles, manuscritos, papeles y objetos históricos, artísticos y científicos de cualquier naturaleza, como instrumentos y partituras musicales, piezas de numismática (monedas y medallas, armas, imágenes y ornamentos litúrgicos), objetos de arte decorativo y vehículos, material técnico y de precisión”.
Del mismo modo aplica a “libros sueltos o formando bibliotecas, periódicos e impresos de cualquier naturaleza en la Argentina o en el exterior, cartografía en general. Obras de arte, pinturas sobre tela, madera o cualquier otro soporte; aguadas, acuarelas, dibujos, litografías, grabados y esculturas de cualquier tipo y material, alfarería y cerámica”.
También tiene en cuenta a “piezas de artesanía, incluyendo platería, orfebrería, joyería o índole similar; muebles de uso personal o familiar, fabricados en el país o importados”.
El listado
La citada ordenanza resume los bienes históricos según su condición de antropológico, etnográfico, arqueológico, paleontológico, artístico, arquitectónico y urbanístico, paisajístico y científico.
En materia arquitectónica y urbanística hay una nómina taxativa, aunque hoy demasiado vulnerable ante el avance de los emprendimientos inmobiliarios, con su ubicación específica, ya sea en el casco urbano o en las localidades del Partido.
En su Anexo I aparecen el Palacio San Martín (sede el gobierno municipal), el Palacio Belgrano (ex edificio de Correos), los edificios de la Biblioteca 1º de Mayo, la Escuela Nº 4, la Biblioteca Collinet, la Fideería Aitala, Escuela Nº 14 “Remedios de Escalada”, la sede del ex Banco de la Edificadora, el Teatro Municipal, la ex Escuela Normal, el Colegio Nacional, la Estación del Ferrocarril, el Club Atlético Estudiantes, el Molino La Clara.
Entre los templos religiosos están la Iglesia San José, la Capilla Santa Lucía de Sierra Chica, la Iglesia de Hinojo, la Capilla Santa Elena de Loma Negra, la Iglesia San Francisco de Asís, la Iglesia Cristo Rey de Sierras Bayas.
La lista incluye edificaciones modernas, como la sede del Círculo Médico, la Estación Terminal de Omnibus, la “Casa Maitini” (ubicada en Pueyrredón y Lavalle), la casa de la familia Muller (Vicente López y Vélez Sarsfield).
En las localidades se enmarcan en esta ordenanza de protección de Patrimonio Histórico Cultural del Municipio de Olavarría la maravillosa Biblioteca de Hinojo, el Club San Martín, el Almacén de la Estación Mapis, el Almacén “La Irene” de Iturregui, la Calera “La Libertadora” de Sierras Bayas, la “Casa Gregorini” de Sierra Chica.
Componen la nómina el Puesto Caminero de Recalde y la Escuela Nº 10 de Recalde, la Sala de Primeros Auxilios de La Providencia, la Confitería del Balneario San Miguel.
Lo público vs. lo privado
Hay en la calle Alsina al 2500 un caso testigo, cuando en materia de protección de edificios históricos aparece la puja del interés público con el interés privado y es la hermosa casa de la familia Lecot.
El edificio hoy está en venta y habría además una presentación legal de la familia propietaria contra el Estado Municipal por el status del inmueble.
No es la única vivienda unifamiliar que aparece en este apartado. Casas, en algún caso, con más de 100 años de antigüedad fueron incluidas en este régimen de protección, sean familiares aún o reciclados para otros fines.
Tres se encuentran sobre la calle Alsina, 6 en la calle Dorrego, 7 en la calle San Martín, 6 en la calle Vicente López, 11 sobre la calle Moreno, 3 sobre General Paz, 2 en la calle Belgrano, 2 en la calle Rivadavia, 6 entre las calles Bolívar, 25 de Mayo y 9 de Julio.
En la calle España hay sólo un inmueble incluido en esta nómina, entre las calles Alvaro Barros y Sargento Cabral 5, entre Necochea y Almirante Brown 3, en las avenidas Pueyrredón, Pringles y Del Valle 3, en las calles Lavalle y La Madrid 2 y la casa de la familia Guitarte en el Barrio Matadero.