15-09-2025
Luego del escándalo por las coimas en la Andis, trascendió que la administración de Javier Milei se habría apropiado de fondos otorgados por organismos de crédito para sostener el dólar.
Durante estos casi dos años de desamparo y de pelea para continuar las obras en la Facultad de Ciencias de la Salud las autoridades universitarias no dejaron de preguntarse por qué se frenó el flujo de fondos cuando los desembolsos no debían salir de las arcas del Estado sino que provenían de uno de los organismos multilaterales de crédito.
“Lo único que tiene que hacer el gobierno es recibir la plata y transferirla a la Universidad” se escuchó decir más de una vez en Pringles al fondo.
Como un apéndice más del escándalo por las coimas en la Andis, durante el fin de semana trascendió que la administración que encabeza el libertario Javier Milei se habría apropiado de fondos internacionales destinados a discapacidad, inundados o ciencia.
“El Gobierno no explica dónde está la plata que debería ir a ciencia o discapacidad. La hipótesis del Congreso es que los fondos están en el Tesoro para contener el esquema cambiario” especuló una fuente parlamentaria este fin de semana.
Pocas horas después de la derrota electoral en la Provincia de Buenos Aires, Milei recibió en Casa Rosada al presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ilan Goldfajn.
Desde la comisión bicameral Revisora de Cuentas del Congreso, que conducen el diputado Miguel Pichetto (Encuentro Federal) y el senador Mariano Recalde (Fuerza Patria), querían citarlo para indagar en la letra chica de los créditos que el organismo le otorgó al país.
Muchos de esos fondos -cientos de millones de dólares- en principio destinados a financiar obra pública y programas de inclusión como la discapacidad o la investigación científica, registran niveles de ejecución nulos o muy por debajo de lo pactado a la firma.
Ello habilita la hipótesis de que el Gobierno desvía esos recursos hacia las cuentas del Tesoro para contener el actual esquema cambiario.
En lo que va del año, el Gobierno reconoció haber gastado unos 277 mil millones de pesos (algo menos de 250 millones de dólares) de lo que ingresó vía los distintos créditos de inversión del BID y otros organismos.
“La estrategia del Gobierno con el crédito externo es particularmente grave por los costos que tiene la no utilización, y por la discontinuidad que impone en instrumentos que hoy por hoy, dado que destruyeron todo lo demás, son la única ventanilla disponible dentro del sistema científico para obtener financiamiento de mediano y largo plazo para cosas que no sean salarios”, indicó Nicolás Alejo Lavagnino, director del Grupo EPC a Página/12.