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21-09-2025

De Olavarría para el mundo: el artesano Andrés Pullol

Confecciona botas y alpargatas de cuero que se distinguen por su calidad y diseño. Aprendió a trabajar en el taller de zapatero junto a su padre y hoy sus productos lucen en los pies de polistas.

 


Andrés Pullol se define como artesano. Trabaja el cuero desde hace casi dos décadas y hoy ya es un especialista en botas que utilizan los domadores de caballos de polo. También confecciona alpargatas en distintos modelos y cueros. Un par viajó hasta Estados Unidos donde fueron usadas por el novio -argentino él- en su casamiento.

 

Recibió a Verte en su taller, donde pasa sus días diseñando, cosiendo y ensamblando. La luz natural se cuela por las ventanas que dan a un amplio patio desde el que se puede ver caer el sol cada tarde. “Comencé con esta actividad hace alrededor de 17 años. Mi papá fue zapatero durante 50 años, él reparaba calzado. Yo era empleado y tenía ganas de independizarme y dije ‘pruebo’”.

 

Andrés contó que a su padre lo tuvieron que operar de un hombro y debió cerrar el taller durante 6 meses. Su hermano le dijo: "¿Y si te vas de zapatero?".

 

“Ni bien empecé hice mis alpargatas y empecé a capacitarme. Hice dos carreras de técnico en calzado, en modelaje y así fui aprendiendo”, recordó.

 

 

“Esto es un oficio que lleva muchos años, mucha preparación, prueba y error. Comencé haciendo zapatos de dama, que en la carrera de zapateros es lo más complejo. O sea que empecé a correr sin saber caminar. Pero me gustó mucho y cuando te gusta algo, le ponés mucha voluntad” afirmó y relató cómo se acercó a la confección de su producto estrella: las botas.

 

“Hice un par para un amigo y así empecé a dar mis primeros pasos. Cuatro o cinco años antes de la pandemia tuve la oportunidad de hacer un par de botas para un chico que trabajaba en un centro de doma”, contó y admitió que allí comenzaron a abrirse una serie de puertas.

 

“Tengo entre mis clientes a centros de doma de polo y mucha gente que está vinculada al campo, criadores de caballos criollos, que la utilizan como herramienta de trabajo, como también hay gente que la usa para desfilar o para vestir”, repasó.

 

Pullol reconoció que la bota que realiza debe reunir varias condiciones: tiene que ser muy anatómica, que con ella el jinete pueda correr, caminar, montar y calzarla de tal modo que el pie no se le mueva dentro.

 

Además, destacó, debe tener una caña pegada a la pierna para que el jinete pueda conectarse con el animal. “Hoy la sangre de los caballos ha cambiado mucho y ellos manejan toda la situación mediante la percepción y la sensibilidad. Su taco debe ser bastante más largo que el común porque sino cuando estriba se le va el pie muy adelante”.

 

Todos los pares de botas se confeccionan a medida. A la hora de contar cuál es el material que utiliza, Pullol detalló: “Trabajamos un cuero de curtido vegetal, que resulta muy noble”.


Un día en el taller


“Me levanto a las 6:30, tomo unos mates y vengo al taller y son muchas horas, pero yo disfruto, amo lo que hago, así que no sé si trabajo”, sonrió.

 

“Trabajamos por las redes sociales, los pedidos llegan de manera virtual y tenemos todo armado para que la persona se pueda tomar la medida y mucha gente también viene acá”, resumió.

 

“Hemos tenido la suerte de mandar a Estados Unidos, Alemania, Brasil, Uruguay, Chile, Paraguay”, enumeró con orgullo.

 

Pullol contó que empieza tres o cuatro pares de manera simultánea.


“Se arma una, la dejás descansar, que se seque un día y agarrás la otra. También hacemos alpargatas con cuero vacuno natural que lleva un proceso largo”.

 

Hacer un par de botas le lleva alrededor de 2 meses y medio o 3 meses. “Trabajo solo y son productos que demandan muchas horas”, resumió.

 

Pullol lamenta no haber encontrado aún alguien a quien formar y pasarle los secretos del oficio. “Me encantaría poder transmitirle los conocimientos que he adquirido en estos años”.

 

Hay otro costado de este trabajo tan solitario y meticuloso, que es el contacto con algunos de sus clientes: pudo conocer a Edinson Cavani y hacer botas a su medida.

 

“He tenido una experiencia muy linda. Lo de Edinson fue terrible porque aparte que yo soy fanático del fútbol y de Boca. He tenido oportunidad de ir a la casa, me invitó al cumpleaños de su hija, he compartido todo un día con él. Y la verdad que son experiencias que no te las olvidás más y he conocido otros jugadores”, recordó.

 

 

Sobre el final de la entrevista, vuelven las palabras para su padre, de quien aprendió el oficio, pero no solo eso. “Mis primeros pasos se los debo a mi papá y me transmitió también estas ganas. Y por supuesto aprendí también cómo manejarme en este trabajo, cómo tiene que entregarse el producto, que brille por donde lo mires”, sintetizó.

 

 

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