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Deportes “Jugar en Loma Negra era como estar en Boca o River”

29-09-2025

“Jugar en Loma Negra era como estar en Boca o River”

La “Pepona” Reinaldi, ícono del fútbol cordobés que vistió la camiseta celeste en el torneo Nacional de 1983, dio una entrevista al diario cordobés Perfil.

El retorno de Loma Negra de Olavarría a los torneos de la AFA sigue dando de qué hablar en los medios capitalino. En este caso, diario Perfil de Córdoba publicó este fin de semana una nota con José Omar Reinaldi, la “Pepona”, que vistió la camiseta celeste en el Nacional de 1983.


Reinaldi llegó de la mano de Roberto Marcos Saporiti junto con otro ídolo del fútbol cordobés, aunque nacido en Santiago del Estero: el recientemente fallecido Luis Adolfo Galván, campeón del mundo y figura en la final contra Holanda del Mundial 78.


“Saporiti me pidió y Loma Negra compró mi pase, que era de Belgrano. Nunca dudé en ir, ya que era una posibilidad significativa en lo económico y también en lo deportivo” recordó en una charla con el periodista Hugo Caric.


“A pesar de ser un club del interior, contaba con jugadores que habían estado en equipos importantes del país y también en el exterior, y se había armado para pelear el campeonato. Además, lo conocía a Roberto, y sabía de su profesionalidad y seriedad” acotó el gran goleador de la melena color oro.

 

“A los jugadores nos daban todas las comodidades, ropa, hotel... Y nos pagaban muy bien, en una época complicada del país, que venía de la Guerra de Malvinas. El último día de cada mes teníamos que pasar por la fábrica para cobrar el sueldo, y viajábamos en avión privado cuando íbamos a jugar a otras provincias. La verdad es que todos querían jugar ahí. Era como estar en Boca o River”, añadió el villamariense.

 

LOMA NEGRA 1983. Squeo, Cristofanelli, Mazo, D’Angelo, Barbieri y Galván (arriba); Orte, Rinaldi, Husillos, Reinaldi y Magallanes (abajo). /// CEDOC PERFIL


En el Nacional ’83 Loma Negra enfrentó a River, Nueva Chicago y Andino de La Rioja en la primera fase; se midió con Argentinos Juniors, Juventud Antoniana de Salta y Renato Cesarini de Rosario en la segunda ronda; y fue eliminado por Racing Club en octavos de final.


Completó una campaña de 14 partidos, con ocho victorias, cuatro empates y dos derrotas. Los únicos traspiés fueron en el debut del 13 de marzo ante El Millonario (0-1). en el Monumental; y en la despedida del 19 de mayo frente a La Academia (0-4) en la cancha de Huracán.


“Hicimos un torneo muy bueno, pero lamentablemente tuvimos ese tropezón con Racing, al que le habíamos ganado de locales (2-1), en un partido que fue rarísimo”, sostiene Reinaldi.


“Aquel fue un golpe fuertísimo, porque teníamos mejor equipo que ellos. Recuerdo que habíamos llevado los bolsos para quedarnos en Buenos Aires, porque después debíamos enfrentar al ganador de Ferro - Estudiantes”, citó la “Pepona”.


Reinaldi empezó jugando de diez, atrás de los delanteros (Félix) Orte, (Mario) Husillos y (Pedro) Magallanes y convirtió cuatro de los 25 goles celestes en el certamen. Promediando el certamen Saporiti colocó a Aldo Norberto Varales de “9”, retrasó a Husillos y no volvió a tocar el funcionamiento ofensivo.


“En la segunda parte del año me prestaron a Rosario Central. A principios de 1984 volví a Loma Negra para hacer la pretemporada, pero el equipo fue eliminado en el Regional por Olimpo de Bahía Blanca y quedó afuera del Nacional, y ahí se desarmó todo”, detalló el actual secretario general de la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino en Córdoba.


“En ese momento me prestaron a Belgrano, y después a Talleres. Y cuando se concretó esa última operación, también me dieron el pase”, puntualiza.

 

La “Pepona” Reinaldi también habló de Olavarría: “Es una ciudad chica, tranquila. Para mí, era como vivir en Villa María. En aquellos tiempos estaba convulsionada por el fútbol, ya que había muchos jugadores de renombre”.


Sobre la relación de los futbolistas con “Amalita”, Reinaldi comentó que “no había un trato de gran cercanía, pero ella conocía a todos los jugadores y después de los partidos tenía la costumbre de meterse en los vestuarios. Muchas veces estábamos entrenando y Saporiti tenía que parar la práctica porque ella llegaba de sorpresa junto a Prémoli y saludaba a uno por uno”.


Y dejó una anécdota como cierre: “Cuando fui a firmar el contrato, en una oficina ‘a todo trapo’ que tenía en un hotel de Recoleta, me saludó y me dijo: ‘Usted tiene el pelo muy largo' ”.


 

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