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Información General “En la novela histórica no puede haber ni licencias, ni mentiras”

12-10-2025

“En la novela histórica no puede haber ni licencias, ni mentiras”

Florencia Canale ofrece en sus relatos una mirada distinta del ayer, atravesado por el protagonismo y la impronta de las grandes mujeres de la historia argentina.


A través de sus novelas Florencia Canale ofrece una manera distinta de entrarle a la historia argentina y con un común denominador en todas ellas: el protagonismo central de mujeres que han sido olvidadas o menospreciadas por el relato tradicional.

 

Su primer título fue en 2011, “Pasión y traición” (acerca de los amores clandestinos de Remedios de Escalada). Luego llegaron “El Diablo” (la historia del héroe imposible, Bernardo de Monteagudo), “Pecadora” (La pasión de Camila 0’Gorman), “La Hora del Destierro” (Los últimos años de Juan Manuel de Rosas), “Amores Prohibidos” (Las relaciones secretas de Manuel Belgrano), “Salvaje” (Urquiza y sus mujeres), entre otras.

 

Primero las redacciones

 

Antes de ser escritora, Florencia Canale fue periodista y pasó por las redacciones de las revistas Gente, Noticias, Living, Veintitrés, pero su fruición por la lectura la terminó llevando a este inexorable camino.


“No hay un escritor si antes no hubo un gran lector” se auto definió Florencia, quien el jueves pasó por la Feria “Libros en Olavarría” y aprovechó la ocasión para presentar “La Cruzada”, una novela que salta de sus tradicionales búsquedas en el siglo XIX al Siglo XVI y se muda de Sudamérica al norte de España en los tiempos de la Inquisición.

 

Nació en una familia con bibliotecas y el libro era el primer objeto que tenía a su disposición.

 

“Mi llegada a la escritura antes tiene que ver con la voracidad por la lectura desde muy chica, porque aprendí a leer a los 3 años y porque inmediatamente encontré en los libros, en las novelas como una especie de refugio. Un ejercicio que me resultaba fascinante, seguramente una vía de escape y ahí encontré un mundo del que no me quise ir nunca más” confesó.

 

Sobrina de sexta generación de Remedios de Escalada, ese mandato estaba en la sangre.



“En mi primera novela, que es ‘Pasión y Traición’, y es la historia de José de San Martín y Remedios de Escalada, lo que me empujó a escribir fue, me parece, que soy descendiente de Remedios de Escalada y bastó ese argumento como para que la Editorial Planeta me dijera ‘bueno, vamos’. A partir de ahí empezó este itinerario bastante constante de escritura y publicación” expresó.

 

Sobre el lugar que ocupan las mujeres de la historia argentina en sus relatos contó que “en principio, rápidamente diría que se trata de una reivindicación, pero más allá de eso es porque tuvieron vidas interesantes y contradictorias”.

 

“No son reivindicables porque fueron prístinas y perfectas. A mí la perfección no me interesa, lo que me interesa es precisamente poner en valor los hechos, las vidas, con actitudes muchas positivas, pero también un sinfín de decisiones complejas. Por eso tal vez son contados desde otro punto de vista, o no contados o mal contados” añadió.

 

Florencia habló de “vidas escribibles” y explicó de qué va esto: “Para que sean escribibles, si esto existiera, es que tienen que ser complejas y heroicas en el sentido clásico de la palabra, con un sinfín de agachadas y de obstáculos y dificultades”.

 

No hay licencias en las novelas de Florencia. “La novela histórica es el registro ficcionado de la historia, entonces allí no puede haber ni licencias, ni mentiras, ni cuestiones que no han sido verdad o documentadas” dijo.

 

“En general la vida amorosa o la vida más íntima de estos hombres y estas mujeres no está por supuesto en documentos con firma y sello, sin embargo estas cuestiones han sucedido, ancladas y apoyadas en la verdad, en lo que la historiografía puede refrendar, ficcionado, digamos novelado” planteó.

 

Su manera de entrarle a la historia no le ha provocado choques directos con historiadores formados en otras escuelas más tradicionales, aunque a algunos no les haya caído demasiado bien este estilo de narrar el pasado.

 

“Yo me llevo bien con ellos, no tengo ningún problema con nadie, porque está muy claro que yo no escribo libros de historia. Por supuesto que yo me nutro de los libros de historia y además me parece que a veces contar lo privado o lo humano precisamente los engrandece aún más. No estoy yo ahí para derribar ningún mito sino para acrecentarlos” enfatizó.

 

Sus novelas se nutren de la investigación y ello lleva tiempo de búsqueda. Aunque algunas cosas no están o fueron destruidas adrede.

 

“A las cartas de Remedios, por ejemplo, las quemó su yerno. Uno se pregunta por qué lo hizo. Y fue para esconder algo. Pero como la novela histórica está compuesta por ficción, los historiadores duros a veces ponen en duda algunas cosas porque no están refrendadas por un documento. Hay mucho de transmisión oral, algunos chismes, trascendidos” reconoció alguna vez.



“Pienso en transmisión y en operaciones políticas. Por ejemplo, cuando se publicó en un diario de Uruguay que Rosas se llevaba a la cama a Manuelita. Me escribió una lectora diciendo ‘por favor, necesito que escribas más sobre si Hipólito Yrigoyen era el hijo no reconocido de Rosas’. Cuando Rosas se fue en el ‘52, después de Caseros, a los pocos meses nació Yrigoyen. Alem, la madre, estaba casada con el vasco Yrigoyen. Dicen que ella había sido amante de Rosas y que era parecido. No hay confirmación, tal vez se trate de rumor antirrosista” especuló.

 

Cada novela de Florencia Canale, según sus propias palabras, implica un año de investigación o más.

 

“Este es un proceso infinito. Desde mi primera novela en adelante yo voy acumulando investigación. No es algo que se descarte. La investigación es acumulable, gracias a eso aparecen nuevos personajes, nuevas historias para contar y además cuando empiezo a escribir no dejo de investigar. Esto es infinito, interminable y constante, es de lunes a lunes” explicó.

 

De sus 12 novelas, admitió, la que más la atrapa siempre es la última, en este caso “La Cruzada”, que presentó el jueves en el Centro Cultural San José.

 

“Estoy tomada por ‘La Cruzada’ aún, entonces me es difícil observarla con objetividad, aunque estoy bastante conforme en general con todas” manifestó.

 

“La Cruzada” tiene un espacio narrativo diferente a todas sus antecesoras: “Esto es algo nuevo. En principio porque me mudé de siglo y me mudé de continente, entonces fue un desafío mucho más importante que el resto, que eran del siglo XIX, un terreno bastante más conocido para mí”.

 

“Es la historia de una mujer que nació en 1592 en San Sebastián y que -por supuesto- fue ingresada al convento como todas las niñas de entonces. A los 15 años se escapó del convento porque entendió que ese no era un destino posible para ella y empezó su derrotero bestial, disfrazada de varón para no ser descubierta y asesinada. Eran los tiempos de la Inquisición y es la vida de una aventurera, de una fugitiva, de una ludópata, de una asesina, de una sobreviviente” resumió.

 

En sus búsquedas no hay mujeres, ni historias de este tiempo, aunque de su impronta hayan transcurrido décadas ya.

 

“El siglo XX para mí es el presente y el presente no me interesa escribirlo, en todo caso prefiero vivirlo. Está muy acá, no tengo perspectiva, no tiene misterio y eso que el Siglo XX fue un siglo fascinante. Desprecio al siglo XXI y me gustaría volver al siglo XX para vivirlo” pidió.

 

“Supongo que habrá mucha gente en el futuro que esté deseosa de escribir sobre mujeres del presente. Yo tengo otras historias que contar” anticipó.

 

En el inacabable puntero del pasado y sus mujeres quedan muchas aún por redescubrir, y una ya está en proceso, aunque Florencia evitó dar mayores detalles.

 

“Quedan miles. Ya estoy investigando para la próxima, me estoy yendo de viaje a buscarla en el imaginario, que pase de metáfora a algo literal. Esa es la que está ahora a la mano, pero tengo muchas más por suerte, porque si no las tuviera estaría caminando por las paredes, sería una persona insufrible, no me aguantaría ni yo misma”.

 

Nombre no le quiso poner, aunque dio pistas indescifrables por el momento: “Es una mujer, seguimos en los siglos más pasados del pasado y es Europa. Una mujer también muy potente. Ya dije mucho...”.
 

 

 

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