29-10-2025
El consumo se desploma y se usa la tarjeta de crédito para comer. Un estudio de la UBA muestra cómo el endeudamiento es usado como estrategia para sobrevivir.
Un relevamiento de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) expuso una tendencia alarmante: el endeudamiento crece mientras las ventas se hunden.
Según el informe “Ventas y Consumo”, las ventas de autoservicios mayoristas registraron en agosto una baja interanual del 8,4%, mientras que en los supermercados apenas crecieron un 0,34%, con una caída mensual del 0,23%.
Desde diciembre de 2023, las ventas mayoristas acumulan una retracción del 35%, y las de los supermercados, del 27%, reflejando el fuerte deterioro del poder adquisitivo.
Aunque la inflación mostró una desaceleración, los ingresos reales siguen rezagados frente a los precios, lo que impacta directamente en el consumo de los hogares.
Crédito como herramienta de supervivencia
El informe revela que las tarjetas de crédito se convirtieron en el principal medio de compra en los supermercados.
Entre diciembre de 2023 y mayo de 2025, el uso del crédito pasó del 39% al 45% de las operaciones, mientras que las compras con débito cayeron del 34% al 26%, las realizadas en efectivo del 20% al 16%, y las billeteras virtuales crecieron del 7% al 13%.
Para la politóloga Mara Pegoraro, integrante del Centro RA de la Facultad de Ciencias Económicas, “el crédito dejó de estar vinculado al consumo aspiracional y pasó a ser una herramienta de financiamiento cotidiano, usada para adquirir bienes básicos”.
Endeudamiento en alza
El estudio también advierte un incremento sostenido de la morosidad en el crédito al consumo, que subió un 147% en poco más de un año y medio, al pasar del 2,5% al 6,2%.
Este fenómeno refleja el creciente peso de las deudas en la economía doméstica. Según Pegoraro, “el atraso de los salarios frente a la inflación empuja a los hogares a financiar el consumo básico y, en muchos casos, a refinanciar sus saldos de tarjeta”.
Una economía de bajo consumo
Los indicadores confirman una contracción generalizada del consumo y del poder adquisitivo. El documento de la UBA advierte que la economía atraviesa una etapa de fuerte ajuste, con el consumo interno en mínimos históricos y una dependencia creciente del crédito para cubrir gastos esenciales.
La tarjeta de crédito, que antes era símbolo de acceso y comodidad, hoy es un recurso de subsistencia. Se utiliza para comprar alimentos y cubrir servicios básicos, no por promociones, sino por necesidad. En ese contexto, las familias priorizan lo esencial y postergan la compra de bienes durables, afectando tanto al comercio minorista como al mayorista.