05-11-2025
La medida busca modernizar la trazabilidad animal, fortalecer los controles sanitarios y facilitar el acceso a mercados que exigen información precisa sobre el origen y manejo del ganado.
Por ZonaCampo
Desde el 1° de enero de 2026, todos los terneros que nazcan en la Argentina deberán incorporar un dispositivo electrónico de identificación individual que los acompañará durante toda su vida productiva, desde la cría hasta la faena.
Así lo dispuso el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) mediante la Resolución 530/2025, publicada en el Boletín Oficial. La medida busca modernizar la trazabilidad animal, fortalecer los controles sanitarios y facilitar el acceso a mercados que exigen información precisa sobre el origen y manejo del ganado.
El sistema se aplicará a bovinos, bubalinos y cérvidos, bajo un esquema que combina una caravana visual y un dispositivo electrónico RFID (chip, bolo ruminal o transpondedor inyectable). La identificación será única, individual y permanente, y estará a cargo del productor del establecimiento de nacimiento.
El dispositivo deberá colocarse al destete o antes del primer movimiento del animal, y cada productor tendrá diez días hábiles para informar la aplicación a través del Sistema Integrado de Gestión Sanitaria (SIGSA) o mediante la aplicación oficial Sigbiotraza, disponible en Play Store.
¿Dónde se colocan los dispositivos? Según el tipo de identificador, podrá aplicarse en la oreja derecha el botón o transpondedor RFID, en la oreja izquierda la caravana visual, o en caso de bolo ruminal, alojarse directamente en el retículo-rumen. En todos los casos, la tarjeta debe quedar visible para facilitar su lectura.
Todo movimiento de animales deberá estar respaldado por un Documento de Tránsito electrónico (DT-e), asociado a la identificación individual de cada ejemplar.
Los remates, ferias y frigoríficos tendrán la obligación de leer y declarar los dispositivos de los animales que ingresen, informar inconsistencias y garantizar la desactivación o destrucción de los chips una vez realizada la faena.
Si el animal pierde alguno de los componentes del sistema (la tarjeta visual o el chip), podrá reidentificarse con un nuevo binomio, registrando la modificación en el SIGSA. Si pierde ambos, dejará de considerarse trazable hasta que se regularice la situación.
Ante incumplimientos, el Senasa podrá aplicar sanciones administrativas frente a irregularidades como: no registrar los dispositivos aplicados, omitir la identificación o declararla fuera de plazo, detectar animales con doble chip o sin trazabilidad, o no informar movimientos o muertes.
Una visión técnica
ZonaCampo dialogó con Federico Omar Galigniana, médico veterinario y asesor técnico de Datamars Livestock, quien además colabora con la nueva unidad AgTech de Biogénesis Bagó, encargada de la distribución exclusiva en Argentina de los productos Datamars. Esta línea incluye las caravanas ZTAG, los sistemas de pesaje y lectura Tru-Test, los equipos de electrificación Speedrite y los aplicadores veterinarios Simcro.
“La trazabilidad electrónica no es ni más ni menos que el registro de todos los eventos que un animal ha tenido a lo largo de su vida, desde el nacimiento hasta la faena o la muerte. La caravana electrónica incluye un microchip con un código único de 15 dígitos que puede ser leído por un lector especial. Este sistema no requiere batería, lo que simplifica su uso y mantenimiento”, explicó Galigniana.
Uno de los grandes beneficios de esta tecnología es la precisión en el control de stock. “Con la tecnología RFID podemos saber exactamente qué animales pasan por la manga, eliminando errores y fraudes en el conteo. Además, su baja frecuencia de lectura, de aproximadamente 25 centímetros, asegura que cada registro corresponda al animal presente, sin duplicaciones ni confusiones”, detalló.
El especialista destacó también que la tecnología agiliza el trabajo diario en los establecimientos. “Permite reducir el tiempo de identificación durante tareas como el destete o las vacunaciones. Con solo pasar el lector, obtenemos la información del animal sin necesidad de leer manualmente la caravana visual. Esto disminuye el estrés en los animales y el cansancio del personal, reduciendo accidentes y mejorando la seguridad en el manejo”.
Galigniana subrayó además el impacto positivo en términos de bienestar animal y de competitividad internacional. “Este sistema no solo cumple con las exigencias de los mercados internacionales, que demandan trazabilidad y bienestar animal, sino que mejora las condiciones de trabajo y de los animales. Los mercados europeos, por ejemplo, valoran especialmente las prácticas que reducen el estrés y garantizan la trazabilidad completa desde el campo hasta el consumidor.”
Sobre la implementación, explicó que “desde marzo de 2025 comenzará una fase progresiva. En esa etapa, el Estado proveerá los dispositivos sin costo para facilitar la adaptación. El Senasa será el encargado de regular los aspectos técnicos y ofrecer capacitaciones y soporte, de modo que los productores puedan incorporar la tecnología de manera ordenada y sencilla”.
La trazabilidad electrónica marca un antes y un después en la gestión ganadera. Además de cumplir con las nuevas exigencias comerciales, permitirá una gestión más eficiente, segura y sustentable del rodeo, integrando información en tiempo real para mejorar las decisiones productivas.
A partir de 2026, cada bovino argentino tendrá su “DNI digital”, un avance que promete transformar la trazabilidad y reforzar la posición del país en los mercados globales.