05-11-2025
Vecinos, autoridades municipales, efectivos de todas las fuerzas de seguridad, de Defensa Civil y de Bomberos, trabajan para mitigar los efectos del temporal.
Un viejo galpón de ferrocarril, que vio pasar 100 años de historia argentina y los temporales más fuertes habidos en este tiempo, esta vez no pudo mantenerse en pie.
Es la imagen icónica de la zona de desastre que es hoy Urdampilleta luego del temporal que se abatió sobre la ciudad entre la noche del lunes y la madrugada del martes.
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La mañana que siguió a la fatídica tormenta que asoló principalmente a Urdampilleta, puso en evidencia el drama reportó el diario “La Mañana” de Bolívar.
Los pobladores de la localidad interior más grande del Partido tendrán duros días por delante para paliar las consecuencias de este tornado, que dejó como saldo más de 60 viviendas sin techo, algunas con severos daños de mampostería, árboles arrancados de raíz en varios sectores del pueblo, calles totalmente inundadas y el tendido eléctrico urbano destrozado, ya que los viejos postes comenzaron a caer de a uno por efecto del viento, que por momentos superó los 120 kilómetros por hora.
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La primera labor fue asistir a los vecinos afectados, algunos de los cuales fueron llevados al centro de evacuación en el Hospital “Juana G. de Miguens”.
En paralelo los trabajos de limpieza, la remoción de troncos y ramas de los que no sólo participaron las cuadrillas municipales, sino también los propios habitantes del pueblo.
El problema mayor, ya entrada la tarde, se concentró en la recuperación del tendido eléctrico, ante la caída de una gran cantidad de postes.
Una de las primeras imágenes que se conocieron en la noche del lunes, apenas la tormenta empezó a dejar consecuencias, fue la de las instalaciones del club de pádel Torrecita, donde se registró la destrucción total de la cancha de blindex exterior.
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Cuando se desató el temporal había gente jugando en la cancha interior y, al sentir el ruido provocado por el viento, asomaron al exterior y fueron espectadores no queridos de tan cruel destrucción.
El viento retorció las estructuras metálicas e hizo colapsar el techo, que cayó pesadamente y provocó el estallido de los vidrios, que quedaron reducidos a una montaña de pequeños cristales.
En el mismo terreno de este complejo, apoyado sobre un tapial lindero, descansaba de costado el techo completo de una casa vecina.
En la zona rural también se registraron algunos daños, principalmente por la caída de árboles, la voladura de algunos silos y la rotura de postes de electrificación. Allí se consignaron daños personales.