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Espectáculos El día que “Betty, la fea” pasó por el altar en la iglesia San Vicente

05-11-2025

El día que “Betty, la fea” pasó por el altar en la iglesia San Vicente

El actor Maxi Ghione confesó hace unos días que Ana María Orozco fue el gran amor de su vida y reveló que “se casó” con ella en la parroquia ubicada frente a la Plaza Belgrano.

Por más juramentos y compromisos que hayan existido de por medio, hasta el secreto mejor guardado no puede evitar salir a la luz si uno de sus protagonistas no se resiste a la tentación de contarlo y enseguida el relato pasa a inundar el infinito universo de las redes sociales.
 

En estas horas se supo que, más de una década después, la “fea más linda” en la historia de los culebrones latinoamericanos pasó por el altar de la iglesia San Vicente para recibir la bendición de su amor por un olavarriense (aunque nacido en Bahía Blanca).
 

Ana María Orozco estuvo en Olavarría allá por 2013, convertida en una celebridad universal como protagonista de una de las tantas resignificaciones para la televisión de la historia del patito feo: aquella producción colombiana “Yo soy Betty, la fea”.
 

Dato mata opinión: en 2010 “Betty la fea” fue incluida en el Libro Guinness de los récords como la “telenovela más exitosa de la historia de la televisión”.
 

Su primer capítulo se emitió el 25 de octubre de 1999 y el último el 8 de mayo de 2001. Llegó a más de 180 países, fue doblada a 25 idiomas y contó con al menos 28 adaptaciones alrededor del planeta, lo que la constituyó en la novela que más clones televisivos ha tenido.
 

En pareja con un argentino, cuando las imágenes de "Yo soy Betty, la fea” aún perduraban en las retinas de todo el mundo, en 2004 Ana María Orozco decidió radicarse en el país.
 

“Nadie está criado para saber cómo llevar la fama y el éxito” supo declarar hace un tiempo.
 

Los años fueron pasando y el furor por aquel exitazo se fue extinguiendo, como el amor con el padre de sus hijas Lucrecia y Mía (el músico Martín Quaglia) y allí entró en escena el actor olavarriense Maxi Ghione, quien pocos días atrás sorprendió con una revelación.
 

“Con Ana María estuvimos juntos de 2013 a 2016. Nos casamos en la iglesia San Vicente de Olavarría. Es muy, muy linda, tengo recuerdos muy hermosos. Ella fue el gran amor de mi vida” confesó Ghione en una entrevista con Héctor Maugeri.
 

Enseguida saltaron los comentarios en redes sociales: desde “no sabía que habían sido pareja”, hasta “no estaba enterado de que Ana María Orozco estuvo en Olavarría”.
 

Y la noticia disparó una mirada retrospectiva, un trabajo de reconstrucción que debía empezar por el Colegio Estrada o la iglesia San Vicente, donde el primer dato fue que la supuesta boda se celebró en 2013, cuando Ghione llegó a la Ciudad para participar de una cena solidaria y el segundo que el cura párroco de entonces era el Padre Andrés.
 

“Maxi estuvo con nosotros. Un divino, pero no sabíamos que vino a Olavarría con Ana María Orozco” comentó sorprendida una ex docente del IPJME.

 

En nombre del Padre

 

El Padre Andrés ya no está más en Olavarría. Hoy lleva adelante su labor pastoral en Tandil, desde donde -después de varios intentos- acusó recibo del saludo y del interrogante acerca del “casamiento” entre Maxi Ghione y Ana María Orozo en la iglesia San Vicente.
 

“Con Maxi veníamos charlando un montón, porque estaba en un casting para hacer de cura en una novela argentina que protagonizaba Lali Espósito. ‘Esperanza mía’ creo que se llamaba. El estaba muy interesado en todas las cuestiones vinculadas con la vida del sacerdote y ahí generamos una empatía muy linda, un ida y vuelta, una amistad” recordó.
 

“Maxi es una persona muy cercana, solidario, muy sensible ante las realidades de las personas que sufren; vino especialmente ese día e hicimos la bendición en San Vicente porque a la noche había una cena solidaria” sumó.
 

“Surgió un momento lindo, muy privado, muy familiar, muy íntimo, que era recibir la bendición. Nos encontramos en la parroquia San Vicente al mediodía, fue un momento hermoso, muy íntimo. Se tomaron de las manos, se miraron y dijeron que se amaban, con una linda entrega de alianzas. Ese instante de ‘quiero estar con vos, compartir mi vida en las alegrías, las dificultades, la salud, la enfermedad’. Así se dio y así lo vivimos. Hoy la vida los encuentra a cada uno transitando por senderos separados, pero es parte del amor” expresó.
 

“Maxi no quiso que esa bendición fuera pública, sino algo muy personal, muy íntimo. Así fue y se vivió con mucho amor. Quedó una amistad con ellos, cruzamos algún que otro mensaje. Después la vida nos llevó por distintos caminos. Ambas son personas maravillosas” coronó el Padre Andrés.
 

 

 

 

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