22-12-2025
Maxi Gargaglione se retiró del fútbol. Las vivencias de un símbolo que hizo su recorrido de tres décadas en coincidencia con la etapa más gloriosa del fútbol carbonero.
Cuando Nicolás Moreno marcó el final de Ferro - Estudiantes, que significó una nueva consagración de los carboneros en el fútbol olavarriense, hubo tantas miradas como espectadores en el “Buglione Martinese” aunque varias de ellas se concentraron en un momento y en un lugar.
Maxi Gargaglione se arrodilló al lado del círculo central de frente a la cabecera de la calle Sarmiento, tapó su cara con su manto sagrado y rompió el llanto. Casi nadie sabía nada, todos lo intuyeron: había escuchado por última vez el sonido de un silbato adentro de una cancha de fútbol.
Se retiraba el último símbolo de Ferro y del fútbol de Olavarría, después de casi 650 partidos, varios títulos, un ascenso, clásicos multitudinarios jugados como un hincha, varias finales por el ascenso al Argentino “A”, estadios icónicos.
Maxi “colgó los botines” como campeón y 90’ antes casi nadie estaba enterado de la decisión. “Lo sabía un amigo del jardín de infantes, Ramiro Mosquera y mi. Mi mamá y mi hermano se enteraron el mismo domingo, cuando terminó el partido. ¿Qué me dijeron? Que están contentos y que descanse” reveló, con esa simpleza que tuvo siempre para expresarse, como para jugar adentro de la cancha.
Maxi estaría como para recibir el premio “One Club Man” que otorga el Atlético de Bilbao a los futbolistas que defendieron sólo una camiseta en su vida.
“Me tocó hacer todas las divisiones inferiores en el club y lo que uno quería era jugar en primera. Ese fue un primer sueño y lo pude cumplir; después quería salir campeón del torneo local con Ferro y también se dio; luego pelear por un poco más y llegó el ascenso en 2009, que fue lo mejor que me pasó en lo deportivo” confesó Maxi.
“Fue un torneo increíble, que nos catapultó a jugar el Argentino B. Fue hermoso, impensado de dónde veníamos, porque ahora Ferro siempre está jugando los torneos federales, siempre compite, pero cuando yo jugaba en inferiores y cuando empecé a jugar en primera no teníamos nada: la cancha no era lo que es ahora, los vestuarios tampoco, la ropa de entrenamiento no existía. Fue un proceso que se dio a la par de mi carrera y lo disfruté al máximo”.
En su utopía estaba salir por la “boca del túnel” con la camiseta de Ferro en el “Carminatti”, en el “José María Minella”, en la cancha de Villa Mitre, viajar en avión, llevar el escudo del club por todo el país y no fue utopía.
“Fue una locura la vez que tuvimos que viajar en avión para jugar en Río Gallegos. Fue como una película, básicamente porque soy hincha del club” insistió, por si hiciera falta.
Otro capítulo insoslayable de su trayectoria fue haber participado de noches y tardes históricas y multitudinarias del clásico con Racing en Torneos Federales, y también locales.
“Fue hermoso, se disfruta hasta el día de hoy y creo que por un tiempo largo se va a seguir disfrutando, porque es lo que esperan los hinchas de Ferro, los de Racing y por ahí los neutrales también. Yo creo que, si en algún momento un equipo tiene que subir, ojalá, sí o sí tiene que haber dos equipos de la Ciudad en la misma categoría. Si no hay rivalidad que motive a los dirigentes, que motive a los empresarios, a la Ciudad se cae cualquier proyecto” consideró.
A tantos sueños y otros episodios que no entraban ni en los sueños pudo haberle faltado un paso, el ascenso que tan cerca estuvo al Federal “A”, aunque Maxi no lo piensa así. “Siempre se buscó ese objetivo y como en todos los aspectos de la vida cuando las cosas no se dan, por algo es” reflexionó.
“Creo que una vez no se dio deportivamente, pero después las otras fueron antideportivamente. Eran las reglas de juego y por algo no se dio. Capaz que el club tampoco estaba preparado, no tenía la infraestructura o lo que sea. Lo importante es que siempre lo intentamos y eso es lo que más destaco tanto en la parte personal, en la de los compañeros y en la de los dirigentes” valoró.
“Lo rescatable de cada proceso fue levantarse y empezar de vuelta. A veces por ahí, por haber ascendido y jugar un año algunos clubes de la región terminaron desapareciendo o les ha ido mal económicamente. Es lindo deportivamente, pero es complejo, más que nada con la economía actual” añadió.
Las amistades que le dio el fútbol forman parte de tanto que atesoró en las tres décadas que atravesó Maxi Gargaglione en el máximo nivel del fútbol regional.
“La verdad que es increíble la cantidad de compañeros y de amigos que me dejó el fútbol; si los nombro voy a quedar mal con algunos. Mi círculo íntimo del fútbol lo integran Leo Arroyo, José Vivas, Atilio Aresi, Hernán Mendía; de los de afuera el ‘Pampa’ Biaggio, Diego Córdoba, Marquitos Coronda por nombrar algunos y mis amigos de la vida, que son Alejandro Diez, Ramiro Mosquera, Francisco Pacheco, Diego Castañares. Básicamente mi apoyo, yo siempre digo que jugué por ellos, por mi familia, eran el fuego que a uno lo mantenía para poder seguir estando ahí” remarcó.
Algunos de ellos se perdieron esa última imagen dentro de una cancha, arrodillado, tapándose la cara con la camiseta de Ferro en dirección a su hinchada.
“¿En qué pensé? Que ya estaba. Un mínimo llanto y tranquilidad, porque me quería ir así, con un montón de sensaciones y dejar a Ferro clasificado para el próximo torneo. Ahora hay que darle posibilidad a otros chicos para que ocupen el puesto donde uno estaba. Di todo lo que le podía dar a Ferro y ya no tenía más para darle” reconoció Maxi.
También en ese momento hubo una ausencia muy presente, su padre José, su primer hincha y su gran apoyo: “Mi viejo siempre está presente. El fue quien siempre me motivó, el que no me dejaba faltar a los entrenamientos; si llovía o lo que fuera yo tenía que estar”.
“Me inculcó lo de perseverar y nunca bajar los brazos, así que mi viejo siempre estuvo. Me acompañó a todos lados, con mi mamá hicieron miles de kilómetros a mi lado; que faltó una foto nomás, pero siempre está presente”, añadió.
Vendrá ahora una etapa inédita en su vida, sin una camiseta celeste y blanca pegada a su piel, aunque nadie se lo imagina demasiado lejos de Ferro.
“La mayoría de los amigos, de la gente del club, quiere que siga estando, así que por ahora voy descansar y ver en qué se puede colaborar. Uno es hincha del club. Creo que si me tengo que calificar soy hincha de Ferro; me tocó ser jugador, puedo ser colaborador, dirigente o lo que sea, o el título que quieran, pero yo soy hincha del club, así que en el lugar que me toque estar, colaboraré” anunció.