La Navidad según su lugar en el mundo

Papa Noel en algunas regiones de España se llama Tió Nadal, en Italia al gordito simpático que reparte regalos vestido de rojo se lo conoce como Babbo Natale. Una celebración que responde a ritos y costumbres.

La Navidad se celebra cada 25 de diciembre en buena parte del planeta, Papá Noel está en casi todos los rincones, pero no en todos lados los ritos y celebraciones son iguales.

De hecho, la geografía y la meteorología determinan en gran parte las costumbres en cada lugar: al hemisferio sur lo sorprende el comienzo del verano, con temperaturas de 30 o más grados y buena parte del hemisferio norte se tiñe de blanco por la nieve en estas fechas.

Con la influencia de las distintas corrientes migratorias que llegaron al país, en la Argentina se come y se bebe con ciertas herencias de otros puntos, la familia se reúne alrededor de mesas largas, con el arbolito de Navidad encendido y los regalos esperando al pie que se hagan las 12.

Algunas familias no renuncian ni en esta ocasión al asado, no pocas prefieren el lechón frío, el pollo arrollado, el vitel toné, la lengua a la vinagreta, la torre de panqueques, el matambre, con la ensalada de frutas esperando en la heladera para servirla justo antes del brindis.

Champagne, sidra, anana fizz a gusto. Después llegarán los turrones, el Mantecol, el maní con chocolate, las pasas de uva, el imprescindible pan dulce con frutas abrillantadas y frutas secas (el que no las tiene no merece llamarse pan dulce).

Italia, que transfirió buena parte de las tradiciones de sus pueblos a la Argentina, a su Papá Noel lo llama Babbo Natale, el personaje mágico que lleva regalos a los niños en Navidad, especialmente en la Nochebuena.

Los “tanos” siguen firmes con comidas tradicionales como el panettone y el pandoro, sus cenas sin carne (pescado) en Nochebuena y grandes almuerzos el 25.

Las celebraciones comienzan mucho antes, el 8 de diciembre con el día de la Inmaculada Concepción y terminan el 6 de enero. Los niños italianos no esperan a los Reyes Magos, sino la Epifanía, cuando la Befana (una bruja buena), reparte dulces o carbón, acompañada de productos especiales y encuentros familiares.

En España hay que empezar por su Papá Noel, que se llama “Tió Nadal” en algunas regiones.

En Cataluña, un tronco con cara reparte regalos tras ser golpeado por los chicos. Se lo alimenta durante días y luego “defeca” obsequios. Esta tradición comienza el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción. Hasta la Nochebuena se lo alimenta y es en Navidad que llega la mejor parte.

Las comidas navideñas españolas son variadas: entradas de mariscos (gambas, langostinos), embutidos ibéricos y quesos, seguidas de platos fuertes como cordero o cerdo asado, pavo relleno, pescados (besugo, bacalao) y sopas tradicionales como la escudella catalana o el cocido de Navidad, culminando con postres como turrones, polvorones y mazapanes.

Con la visita de Leo Paredes y su familia tomó más notoriedad este año la casa de Papá Noel en Finlandia.

En Rovaniemi, en la región ártica, la Navidad centra la atención en la famosa Santa Claus Village. Las familias pueden visitar la oficina de Papá Noel, enviar cartas con sello oficial y presenciar la llegada de trineos tirados por renos.

El parque temático recibe a visitantes de más de 120 países cada temporada y marca oficialmente el cruce del Círculo Polar Ártico gracias a una línea pintada en el suelo.
Durante diciembre, la localidad se transforma en uno de los destinos más concurridos del norte de Europa.

En Japón, una campaña publicitaria de los años 70 transformó a una cadena de comida rápida en protagonista del 25 de diciembre. Encargar pollo frito de KFC con anticipación es casi obligatorio. El marketing se impuso en este caso a la tradición, donde ella es intocable en otros aspectos de la vida cotidiana.

“Schrottwichteln” es la versión en Alemania del Amigo Invisible. Este juego tiene una gran vuelta de tuerca: cuánto más absurdo el regalo, mejor.

Los participantes intercambian objetos inútiles y feos que ya tienen por casa. El objetivo es deshacerse de cosas viejas con un toque de humor. Cuanto más ridículo resulta el regalo, mejor.

La tradición de Noruega marca que hay que esconder escobas para evitar que los espíritus malignos las roben y vuelen. Suena a cuento antiguo, y justamente de ahí viene: mitos que sobreviven al paso del tiempo.

La golpeada Ucrania mantiene como puede a sus árboles decorados con hilos plateados que simbolizan prosperidad. La tradición remite a una leyenda popular asociada a la pobreza y la esperanza.

En la República Checa las mujeres solteras lanzan un zapato hacia la puerta. Si apunta a la salida, hay chances de casamiento. Una mezcla de juego y expectativa que todavía se practica en República Checa.

Austria tiene su desfile de Krampus. Es una de las tradiciones más antagónicas a la Navidad que se vive en Argentina o se ve en cualquier película taquillera. Busca el equilibrio entre el premio y el castigo, ya que el Krampus es un demonio con cuernos y lengua de serpiente que acompaña a San Nicolás.

Escocia ofrece su celebración extendida del Hogmanay. Una festividad que comienza en realidad cuando termina el día de Navidad y se representa con grandes fiestas callejeras que se extienden hasta la madrugada.

En esta festividad, una de las tradiciones más importantes es el "first footing" (primer paso). La primera persona que cruza la puerta de una casa luego de la medianoche determina la suerte de ese año. Así, muchas personas cruzan el umbral de la casa con regalos como whisky y carbón para garantizar la prosperidad.

En Islandia la tradición del Jólabókaflóð propone regalar libros y pasar la noche leyendo. Surge de un contexto histórico particular y hoy sigue vigente. Silencio, lectura y chocolate caliente definen la escena.