28-12-2025
En pleno proceso de recuperación de una dura lesión el crack olavarriense está en la Ciudad. Repasó un año inolvidable en el que fue campeón y MVP de la Leagues Cup.
Pedro De la Vega está en su refugio familiar. Llegó a Olavarría hace unos días para pasar las Fiestas, recargarse con esas energías afectivas que tan bienvenidas son luego de un año tan lejos, en el que vivió una de sus mayores alegrías deportivas, pero que también le atravesó en el camino una dura prueba de la que está en pleno proceso de rehabilitación.
En ese paisaje bucólico que es “El Socavón”, entre tanto verde, tanta sombra, el sonido de tanta naturaleza, tanto deporte que se respira, con un termo y un mate de por medio, Pedro fue el anfitrión de una charla amena, distendida. Mucho más que una entrevista.
“Descansando un poco con la familia, con los amigos. Feliz. Me encanta venir. A mi familia la veo más durante el año, porque de vez en cuando se hacen una escapadita, algún que otro amigo que fue a visitarme algunos días. Somos muy familieros, es muy lindo reencontrarnos para las Fiestas. En Navidad éramos como cincuenta y pico” contó.
Para su equipo, el Seattle Sounders, la temporada 2025 se terminó el 8 de noviembre cuando Minnesota lo eliminó en la tanda de penales, por los octavos de final de la MLS Cup. Su regreso se demoró algunos días, porque el club quiso que viajara a la Argentina sin muletas.
“Van dos meses desde la operación. Por suerte todo salió bien y los primeros controles fueron positivos. Me tocó quedarme un tiempo más porque ellos querían que me venga a las vacaciones ya caminando. Las primeras 6 semanas estuve con muletas, después otras dos semanas con una férula. Estoy aprendiendo a caminar nuevamente -graficó-, sacando el rengueo y haciendo kinesiología”.
Recuperación y descanso mandan en estos tiempos, para también llevar la cabeza hacia otro sitio, mucho más relajado. La lesión llegó, tal vez, en su mejor momento en el fútbol de los Estados Unidos.
“Fue algo muy doloroso en la parte física y me sorprendió que me lo tomé muy tranquilo. Cuando me miré la rodilla me di cuenta de que algo me había pasado. A mí me emocionó mucho después el haber estado tan conectado, tan tranquilo en ese momento y no irme con la cabeza, ni llevarlo a lo peor” confió.
Rápido después fue sucediendo todo: rayos x en el mismo estadio donde se jugó aquel partido con el New York City, viaje de regreso a las veinticuatro horas a Seattle y a los dos días (el martes) ya estaba saliendo del quirófano para iniciar una recuperación que llevará otros tres o cuatro meses.
“Cuando pasa una situación así uno lo que busca es estar sano y sentirse bien; el tiempo lo deja de lado y trato de no hacerme la cabeza porque es algo que no depende el ciento por ciendo de mí” reflexionó.
El “Pepo” de Lanús
En su segunda temporada en la MLS, luego del Mundial de Clubes, Pedro volvió a una posición que le sienta bien, recostado sobre la izquierda y la rompió toda, con un corolario que fue el reconocimiento como el MVP de la Leagues Cup.
“Fue algo que llegó en el momento que yo estaba preparado para la situación. Fue un año largo, que lo arranqué muy bien. De hecho la pretemporada fue buenísima; en el Mundial de Clubes no estaba tan bien, tuve un bajón fuerte y fue un momento difícil. Ahí tuve un click, decir ‘si no juego por algo es’. Yo soy autocrítico, traté de escuchar más a los técnicos, de conectar más con mis compañeros y creo que eso me ayudó cuando llegó el momento. Pensé que quizás ese no era mi lugar” declaró.
En una práctica, lo que nadie ve de los de afuera, se produjo el cambio: “Me tocó en un entrenamiento jugar por la izquierda, que lo había hecho sólo una vez en la pre-temporada -y muy bien- y a los tres días me pusieron de ese lado. Me fue muy bien y me empecé a sentir mucho mejor, pero no creo que haya sido sólo por la posición, sino por un montón de situaciones. Justo en el momento en el que me empecé a sentir mejor me tocó jugar en el lugar donde me siento más cómodo y ahí empezó otra parte del año, que la pude disfrutar de un montón”.
Enseguida apareció la Leagues Cup en el camino: el golazo a Cruz Azul, más goles, decisivo siempre, la final con el Inter de Miami de Messi y De Paul, la goleada 3-0 con una actuación inolvidable, el título y el premio como el jugador más valioso (MVP) del torneo que reunió a todos los equipos de la Liga de México y a casi todos de los Estados Unidos. “No lo traje porque es muy pesado” bromeó.
“A nivel personal fue algo muy grande, porque cuando uno se va tiene que adaptarse a un nuevo lugar, una nueva cultura, un nuevo idioma y no fue fácil para mí. Fueron varios procesos de adaptación y yo le doy mucha importancia a esa parte” planteó.
“Yo siempre me ponía mucha presión para salir campeón. En Lanús perdimos una final de Copa Sudamericana con Defensa y Justicia, con la selección siempre estuvimos muy cerca y uno se empieza a hacer la cabeza, se pregunta ‘cuándo va a venir’, porque uno trabaja y trabaja con el objetivo deportivo de salir campeón y este año al poner la atención en otro lugar llegó de una manera quizás no tan buscada” manifestó.
Pedro ya había identificado afuera de las canchas argumentos tan relevantes como los que suceden adentro. “Uno entendió un montón de situaciones y después cuando llegó lo disfruté distinto. No como yo imaginaba que iba a disfrutar mi primer campeonato. También porque el país es distinto, porque en Estados Unidos se vive distinto: salimos campeones y al otro día ya está, ya pasó” contó.
“Fue lindo por eso, porque fue un campeonato que llegó sin esperar un reconocimiento” sumó Pedro, mientras los mates se iban llenando y el termo vaciando.
Y como bonus track, el MVP. “Ni siquiera lo pensé, lo busqué, ni lo imaginé. Fue muy gratificante y cuando me llamaron en la ceremonia de premiación imaginé otra cosa. Cuando me dijeron que era el MVP pregunté ‘en serio’. Pensé que era porque daban un premio al mejor gol del campeonato y el de la volea lo veía como algo posible, pero lo de mejor jugador; la verdad que no” reconoció.
Antes de volver, en pleno proceso de recuperación, Pedro se hizo un viaje a Portland (170 Km.) para mirar la final de la Copa Sudamericana en la casa de Diego Valeri, ambos nacidos y criados en Lanús.
“Justo estaba mi vieja, viajamos con ella y lo vimos en un viñedo. Diego tenía un evento y fue lindo. Nos juntamos los granates a la distancia, para un momento tal especial. Hace rato que estábamos cerquita y el club necesitaba este título. Lanús viene haciendo las cosas bien hace un montón de tiempo, pero la gente siempre espera levantar la copa y a veces no se ve todo lo positivo que se hace detrás” sostuvo.
“Fue lindo además que el Laucha (Acosta) se retire de esa manera, una persona como él que le entregó la vida al club. Era lo que él soñaba cuando yo estaba ahí, quería ganar un campeonato más” recordó Pedro.
El mismo Lautaro Acosta, Salvio, Izquierdoz, Valeri, Marcelino Moreno salieron del semillero de Lanús y un día decidieron pegar la vuelta por ese sentido de pertenencia que tiene un club tan especial, tan familiar, tan de barrio.
“Yo siento que en algún momento me voy a volver a poner la camiseta granate. Se nota eso de querer ganar algo con el club. A Salvio, que había ganador en todos los lados que jugó, no le había tocado todavía con Lanús, y tenía ese deseo de conseguirlo” dio como ejemplo.
“Lanús es un todo. El 24 me mandó saludo para Navidad Luis Chebel, que era el presidente cuando yo jugaba, nos escribimos con Mariano Arcorace, que era el presidente del fútbol amateur cuando yo estaba en inferiores y estaba en la pensión todo el tiempo. Yo le digo ‘qué ganas de salir campeón con Lanús’ y el me dice ‘ya te va a tocar’. Habló con el Laucha y me dice ‘ustedes ya van a volver’, entonces es como nunca se deja de generar eso. Viví 9 años, es un sentido de pertenencia tremendo y uno se dice ‘cómo no voy a estar otra vez ahí’. Me encantaría volver a ponerme esa camiseta” anticipó Pedro, para alegría de cada uno de los granates que pueda acceder a esta charla entre mate y mate.