Noticias

Información General Desde su celda, Robledo Puch pide que lo maten

26-06-2020

Desde su celda, Robledo Puch pide que lo maten

El asesino serial que lleva 48 años preso tiene la salud deteriorada, pero maneja un discurso claro y fluido. "Si la eutanasia estuviera vigente en el país, pediría una muerte digna" manifestó.


Carlos Eduardo Robledo Puch tiene 68 años y ha pasado el 70 por ciento de su vida entre rejas, condenado a reclusión perpetua por 11 homicidios, aunque él sigue insistiendo en que no mató ni violó a nadie. Es el criminal argentino que más tiempo lleva en prisión.


Con su salud deteriorada, está alojado en la Unidad 26 de Lisandro Olmos, dependiente del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), un penal con una población carcelaria de 390 privados de libertad y de régimen semiabierto. Allí pide que lo maten, que le den la inyección letal, aunque esto no se permita en el país.


La pandemia de coronavirus también ha repercutido en las prisiones, donde los internos no pueden recibir visitas, aunque no es un tema que le preocupe al "Ángel de la Muerte", como lo bautizó la prensa en 1972, porque no lo va a ver nadie. Según pudo reconstruir Clarín, hoy transita sus días en una celda unicelular, la número 17 del pabellón 8, en un sector bajo el régimen semiabierto modalidad limitada.



El asesino serial añora la Unidad 2 de Sierra Chica, donde pasó gran parte de su vida y sobrevivió a ocho motines, entre ellos el más sangriento de la historia carcelaria argentina, en 1996, cuando Los Doce Apóstoles mataron a ocho presos y tomaron 17 rehenes, entre ellos a una jueza.


Mientras el asesino serial estaba escondido, los detenidos jugaban a la pelota con la cabeza de una víctima y quemaban a los muertos en la panadería, adonde llegaron a hacer empanadas con la carne humana. Robledo Puch todavía considera a esa cárcel como su hogar y a los amigos que quedaron allá como su familia.


Hincha de River, con sus padres fallecidos y seguidor incondicional de Juan Domingo Perón, "El Ángel Negro" se encuentra en la Unidad 26 desde el 27 de noviembre pasado, luego de permanecer internado en la Unidad 22 del SPB, una cárcel hospital ubicada en Olmos, donde fue atendido por una neumonía.


En la rutina diaria de la pandemia respeta en línea generales estas actividades: se levanta entre las 9 y 9.30. Desayuna mate cocido o té con pan y mermelada. Además, pasa varias horas del día leyendo en la celda 17.


Si bien se niega permanentemente a recibir asistencia psicológica y a tomar los medicamentos psiquiátricos, la semana pasada, el jueves 18, lo atendieron el psicólogo y el psiquiatra. Lo consideraron con "un discurso claro, fluido y verborrágico, no predispuesto al diálogo, pero sí a monopolizar la conversación".


"El criterio de realidad lo tiene conservado", resumieron. Además, pidió reiteradamente que le apliquen una inyección letal, aunque los profesionales no advirtieron ideas de acciones suicidas.


Su estado de salud lo ha convertido en una persona frágil: padece una hernia umbilical, pero él se niega a ser operado. También una hernia inguinal bilateral. Sufre insuficiencias respiratorias con asma bronquial y EPOC (heredado de su adicción al cigarrillo), más una hipertrofia prostática benigna.


A los penitenciarios que se le acercan para hablar, Robledo Puch siempre les comenta que "si la eutanasia estuviera vigente en el país, pediría una muerte digna".

 

Dejanos tu comentario

Más Noticias

Nuestras redes sociales

Programas
Verte +