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Policiales Confirmaron que el cuerpo calcinado es el de Carlos Cordero

05-09-2019

Confirmaron que el cuerpo calcinado es el de Carlos Cordero

Tras dos meses de espera, se conocieron los resultados del ADN. Prueban que los restos humanos hallados en el Gauchito Gil pertenecen al militar retirado. La familia ya fue notificada.


Se confirmó que el cuerpo que fue hallado carbonizado y trozado en inmediaciones del Gauchito Gil es el de Carlos Cordero, tras el ADN comparativo de las muestras del cadáver y de la hija del militar retirado. La familia ya fue notificada. 


Los resultados llegaron dos meses después
de que la fiscal Paula Serrano ordenara la prueba genética. El 24 de julio, Carla Cordero había manifestado su angustia al enterarse que el estudio recién se iba a realizar a partir del 7 de agosto. "Es una locura que tengamos que esperar hasta septiembre para saber si es mi papá o no" expresó la hija de Cordero a Verte. 





El hombre de 60 años desapareció el 26 de junio pasado y su auto fue hallado prendido fuego a la madrugada siguiente en el barrio Coronel Dorrego. El extraño caso que estremeció a los olavarrienses y trascendió rápidamente en medios nacionales ameritó un inédito operativo de búsqueda del que participaron fuerzas locales y regionales, el cual contó además con un helicóptero de la Policía Bonaerense durante los rastrillajes.





A una semana de la desaparición de Cordero, el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires oficializó una recompensa de más de 200 mil pesos para recolectar datos de interés para la investigación. 


El sábado 6 de julio, un cuerpo que apareció mutilado y calcinado detrás de un monolito del gauchito Gil, en Ruta 226 y Junín, despertó sospechas en los investigadores. 







Verte ya había adelantado detalles detrás del estremecedor caso para el que se montó un operativo sin precedentes en Olavarría y la región.
 

La trama secreta de la investigación

Carlos Cordero se retiró de su casa en su auto Ford Fiesta Max bordó patente FMQ504 junto a su concubina Raquel Juárez, dejando a ésta en Vicente López y Giovanelli, dirigiéndose luego hacia la localidad de Santa Luisa con el fin de realizar un trabajo de plomería. Desde ese momento no regresó. En la investigación trabajaron la DDI Azul y la SubDDI Olavarría. La causa estaba caratulada como averiguación de paradero. 


Del análisis telefónico surgió la última llamada de una persona con antecedentes penales, Claudio Ibarra Arrieta, alias "Chaco", a quien Cordero le "debería dinero". Ibarra posee domicilios en calle Pourtalé 2345 y Calle Pourtalé S/N entre Av. Del Valle y Vélez Sardfield, ambas de Olavarría.


Según testimonios, Cordero podría haber tenido algún contacto con una mujer de la ciudad de Olavarría, "con hermanos o ex parejas alojados en Unidades Penales de la zona por diversas causas".


Una de las hipótesis más firmes establecía que Cordero pudo haber sido engañado por una mujer para concretar una cita y al llegar al lugar el hombre fue sorprendido por "Chaco" Ibarra, quien se lo llevó en ocasión de un robo u otra circunstancia (celos o incluso como sicario) para ultimarlo y posteriormente quemar el auto. El vehículo habría sido captado por cámaras de seguridad con Ibarra al volante.


Hubo distintos allanamientos donde se secuestraron prendas de vestir relacionadas, computadoras, notebooks y equipos de telefonía de interés.


Otro dato concreto es que Cordero tenía problemas de deudas y algunos conflictos con personas. La principal línea de investigación siempre apuntó a "Chaco" Ibarra Arrieta. Extraoficialmente contaron que "Chaco" lideraba un grupo de personas que tenía una modalidad de atacar y robar a algunos "clientes" que caían. (Leé "Chaco Ibarra, el hombre que se le ríe a la justicia")
 

Con pruebas suficientes para determinar su rol en la desaparición de Cordero, el mismo día del hallazgo del cuerpo carbonizado la SubDDI capturó a Chaco Ibarra.





La autopsia practicada en Junín reveló que la persona asesinada había recibido un disparo de arma de fuego. Sin embargo, el dato más llamativo estaba relacionado a la forma en que fue encontrado el cadáver: había un claro uso de técnicas de descuartizamiento que complicaban aún más a Chaco Ibarra, quien había estado preso por abigeato.


Sin embargo, tras la detención de Ibarra la justicia debía actuar sobre la mujer que había  entregado a Cordero. Esa mujer era nada menos que la pareja del homicida, Anabella María José Landalde, de 22 años. La joven, embarazada de 8 meses, quedó imputada como "partícipe primaria" del homicidio del ex militar. 



 

Mirá el análisis de Mauro Szeta:






 

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